Cultura

El equilibrio de las variedades

Joaquín Reyes, Iván Ferreiro, Love of Lesbian. Lugar: Teatro de la Axerquía. Fecha: viernes 7 de septiembre.

Las cosas son más sencillas de lo que parecen. Unas gafas, un bigotillo y un micro son suficientes para liarla parda. El humorista Joaquín Reyes abrió una nueva edición de un Música entre las flores que no solo persiste, susbsiste e insiste, sino que sobrevive dignamente a pesar de las zancadillas que más allá de la recurrente excusa de la crisis quieran ponerle. Este año el festival había propuesto un cartel al más puro estilo de los programas de variedades de antaño. ¿Alguien los recuerda? Sí, aquellos en que primero salía un mago, luego un ventrílocuo, una vedette y cerraba un cantante ligero. El de aquí incluía humorista, funambulista y tragadores de fuego. El de los celébritis movilizó las mandíbulas de principio a fin con ese talento que Dios le ha dado y con el que el público empatiza tanto. Vivencias personales con las que es fácil identificarse y partirse la caja siguieron a la sintonía de Chimo Bayo, y después mil y una historias, algunas canciones que incluso hicieron chispear, llegó el milagro al materializarse por unos minutos entre el respetable el estado del bienestar, ese que ya nos robaron.

Tras el Muchachote Nuit, suena Galáctica. Iván Ferreiro se sienta, revestido de su brillante timidez, ante un teclado, en el centro del escenario, presto a repasar con minuciosidad y ojos entrecerrados una cantinela que pone al público a sus pies sin deserciones. El de Los Piratas no estaba solo. Ni siquiera en compañía. Venía secundado ampliamente por una banda atrevida, propia de los grandes días, vestida de domingo, recia como un potaje gitano pero sensible a las necesidades del artista, intuitiva en sus altibajos, dispuesta lo mismo al suicidio que a la salida a hombros, lo mismo a la felicidad orgásmica que a la miseria de gritos de rabia que acaban rompiendo la garganta, los trastes y hasta las baquetas. Una banda atenta y entregada, enamorada del repertorio como solo podría estarlo la madrina de un torero. El conjunto no pudo ser más impresionante y convincente. Por allí pasaron todos los éxitos del antes y el ahora del artista vigués que incluso invitó a Santi Balmes de Love Of Lesbian a acompañarle para cantar El equilibrio es imposible, en un pellizco que a algunos puso a levitar, antes de despedirse con una traca, Mi Coco, de los tiempos piratas, poco usual en sus conciertos y que rubricó un auténtico bolazo. Iván bajó como subió: humilde e inmenso, un funambulista en el alambre de los sentimientos y la desazón.

Y luego los tragadores de fuego, abiertos en canal. Gasolina para llamaradas indies de intensidad deliciosa y voluptuosos acompañamientos a base de sintetizadores sin compasión. Músicos seguidores de la devota senda abierta años atrás por Los Planetas y hoy explotada por ellos mismos tras obtener la concesión a base de trabajo y éxito. Un carismático cantante que se come el escenario desde el primer tema protagonizó una sesión de hipnosis que nos rebeló las claves que les han llevado hasta ahí. En fin Love of Lesbian, entregados por momentos a una agonía lírica propia de Cosmopoética, por otros a un cinismo imprescindible en los tiempos que corren, capaces de hacer chistes sobre la relación Rajoy-Merkel y al rato guiñar a los 80 con John Boy, en uno de los momentos culmen de la noche. Los lesbianos trajeron de vuelta a Ferreiro para disfrutar de nuevo juntos, mientras abajo todo eran trances, coreos interminables, ojos entornados y conciencia de estar viendo a la banda revelación de los últimos tiempos del pop español. Héroes de la constancia, detallistas en los desarrollos infinitos y convulsos de los temas, sin un resquicio de duda en la combustión de cada pieza, salvajes en busca de infiernos interiores, carreteras perdidas, noches suicidas en las que no importan las bajadas, porque siempre ocurren cuando ya es mañana.

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