Miguel Arjona Navarro, el último exponente de una generación de imagineros cordobeses, falleció en la capital la madrugada de ayer a la edad de 79 años. Alumno de Amadeo Ruiz Olmos -autor de las imágenes del Cristo del Amor y de Jesús Preso de Montilla-, el artista ha ocupado en las últimas décadas un lugar privilegiado entre los artistas de la imaginería cordobesa, que han reconocido su labor tanto de restauración como de tallado.

Tras su marcha, Arjona ha dejado una importante huella en la localidad de la Campiña Sur, de donde procedía buena parte de su familia. Sus raíces montillanas y su amistad con el sacerdote Miguel Varona Villar le llevaron a aceptar en el año 2007 uno de sus últimos trabajos, cuando estaba a punto de cerrar su taller, situado en el barrio de la Judería: la imagen de Santiago Apóstol, que preside el altar mayor de la iglesia mayor de Montilla.

A los 14 años el artista ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, animado por el que, hasta entonces, había sido su maestro: el imaginero Antonio Castillo Ariza. Desde entonces, Miguel Arjona fue dando forma a un gran número de obras muy significativas para los amantes de la Semana Santa en la provincia.

Tras su primer encargo -una Virgen de Patrocinio para el convento de las Madres Franciscanas Descalzas de Ronda, en Málaga-, Miguel Arjona esculpió una Virgen de Loreto para la misma localidad malagueña y un Nazareno para Yunquera (Málaga). Después llegarían encargos de mesas de altar para iglesias de toda la provincia y restauraciones de retablos, como el de la Capilla de los Santos Mártires, situada en la Basílica Menor de San Pedro de Córdoba. El legado imaginero del reconocido artista se encuentra repartido por iglesias de toda Andalucía y ha llegado a países como Canadá, Malasia o Indonesia.

Miguel Arjona fue enterrado ayer en la capital cordobesa tras el funeral córpore insepulto, que se celebró a las 18:00 de la tarde en la iglesia del Salvador y Santo Domingo de Silos, junto a la plaza de Las Tendillas.