La 45 edición del Festival de Cante Grande Fosforito de Puente Genil congregó a un millar de aficionados la noche del 14 de agosto en la Caseta Municipal, público que permaneció atento y complaciente hasta bien pasadas las cuatro y media de la madrugada a una gala que este año ha apostado claramente por la renovación. La asistencia ha sido "un poco superior" a la del pasado año, según afirmó el concejal de Cultura del Ayuntamiento pontanés, José Antonio Gómez, que valoró la cifra como "muy positiva".

Asimismo, el Ayuntamiento recalcó que la novedad de este año ha residido en las entradas, ya que se han puesto a la venta localidades por pareja, que ha sido la modalidad "más vendida", lo que ha favorecido que "la participación haya aumentado en comparación con el año anterior", según el concejal de Cultura.

Momentos antes de que comenzaran las actuaciones el festival rindió homenaje al cantaor Enrique Morente con un emotivo acto al que se sumó el alcalde de Puente Genil, Esteban Morales, a quien acompañó Antonio Fernández Díaz Fosforito y los artistas que formaron parte del cartel. Este sencillo acto finalizó con una toná del desaparecido cantaor que hacía presagiar una noche espléndida, de un alto nivel artístico.

El gaditano Davir Palomar abrió la noche, muy bien acompañado en las palmas, con la guitarra valiente de Ricardo Rivera que hizo gala de su calidad y ganas de agradar, captando la atención del público con los clásicos tanguillos de Cádiz. Después, el pontanés David Pino se mostró en la línea que tiene acostumbrados a sus seguidores, destacando su actuación con los cantes por seguiriyas.

La granadina Marina Heredida fue una de las sensaciones de la noche. Llegó muy arropada por Jara Heredia y Reyes Martín y el guitarrista Luis Mariano y encandiló al público por bulerías cantando por soleá los tangos de Granada.

El cuadro flamenco de La Lupi impresionó gratamente a los asistentes al festival, presentando una actuación sensacional con dos buenos cantaores, entregándose en dos bailes y sorprendiendo con una coreografía por verdiales.

Tras ella, el pontanés Julián Estrada brilló en todos los palos que interpretó, finalizando su actuación por fandangos en los que recordó los dedicados a Puente Genil. Estuvo acompañado por la soberbia guitarra de Silveria y se arropó en las palmas de Jesús Zarrias, Jorge Vílchez y Encarnación López.

Por último, el onubense Arcángel remató la noche. Muy afinado, estuvo acompañado por la guitarra majestuosa de Miguel Ángel Cortés, conjugando perfectamente con su armonía tanto en su cante por seguiriyas como por bulerías y una tanda de fandangos de Huelva al aire que contó con la complicidad del público.