Si jugaran igual que en casa...

Tiene un mérito enorme todo lo que está haciendo la Agrupación Deportiva Alcorcón esta temporada por tres motivos. El primero, que es la campaña de su estreno en Segunda División. Después, porque su presupuesto, cuatro millones de euros, es el más limitado de los 22 equipos de la categoría de plata. Y tercero, porque este verano perdió a cuatro futbolistas determinantes para la gesta del ascenso (Juanma, Fernando Béjar, Íñigo López y Borja Gómez).

El reto de la permanencia era, pues, proporcionalmente inmenso para los alfareros y, sin embargo, ya tienen tres cuartas partes del camino andado cuando aún restan diez fechas para que termine el cotarro. Gran parte de culpa de semejante gesta la tiene el entrenador del grupo, Juan Antonio Albacete Anquela. Un jornalero del fútbol que ha sido capaz de inculcar una furia guerrera a un grupo al que llama familia y que tiene muchísima hambre de gloria. Pero, además de coraje, el Alcorcón sabe perfectamente tanto cómo jugar como cómo impedir que el rival juegue. Santo Domingo, uno de tantos estadios con apariencia de prefabricado que abundan en la Comunidad de Madrid se ha convertido en el más inexpugnable de la segunda categoría profesional junto al majestuoso Villamarín. Únicamente han dejado escapar como locales dos empates y tres derrotas; lo demás, nada menos que 12 victorias.

Eso sí, fuera de casa son otra cosa totalmente distinta. Han ganado una vez (en Ponferrada) y empatado otras tres. Nada más. Pero, claro, Anquela ya dijo el otro que si encima mantuvieran ese nivel a domicilio... "ya sería para reír durante mucho tiempo".

SIN BALÓN

El gran déficit, lógico por otra parte, del Alcorcón radica en que su plantilla es sota, caballo y rey. No tienen muchas alternativas, pero Anquela está demostrando un manejo soberbio de su escaso fondo de armario. Esto se nota en su forma de defender y en el equitativo reparto de minutos entre todos sus efectivos. El que menos tiempo ha competido de los de atrás, el zurdo Bermúdez, ya lleva más de 500 minutos. Hoy habrá un cambio con respecto a la zaga con la que jugaran ante el Numancia, pero no será realmente significativo. Nino, lesionado, saldrá del once para dar entrada a Rueda, que es el central zurdo habitual y viene de superar también unas molestias físicas. El resto de la zaga está claro. Manu Herrera -sobrio y eficaz- estará en la portería, Nagore en el lateral diestro, Babin -el poderoso ex jugador del Lucena- completará el eje de la cobertura y Ángel Sánchez actuará de lateral izquierdo. Alberdi, por otra parte, es de los dos mediocentros el que más ayudará a la retaguardia. Son, en cualquier caso, muy rocosos.

CON BALÓN

La forma más común de conseguir los goles para el Alcorcón es a base del poderosísimo juego aéreo de su gran estrella y máximo goleador (17 tantos ya) Quini. Por eso, no se cortan a la hora de buscarle desde el primer minuto y aprovechar o su primer remate o lo que se conoce como segundas jugadas (cada uno de los rechazos). Pero también es peligroso el equipo amarillo cuando tiene que parapetarse. Saliendo a la contra, cuenta con jugadores con muy buena llegada desde atrás -Mora y Rubén Sanz, por ejemplo- y un par de interiores incisivos como el veterano Fernando Sales y Paco Montañés. En el banquillo, además, estará Jeremy, un hombre que puede descongestionar o revolver un partido complicado.

LO MEJOR

Son un equipo en el mejor sentido de la palabra. Eufóricos.

LO PEOR

Malos números fuera de casa.