Balonmano l División de Honor Plata

El Prasa, ante el fin de un ciclo

  • El club vallesano encara un incierto futuro tras la enorme decepción de Guadalajara

"No nos esperábamos menos de vosotros", decía la pancarta que sostenían unos niños a las puertas del ayuntamiento de Pozoblanco, donde la corporación municipal rindió el último y merecido homenaje a la plantilla del Prasa, los héroes sin premio de la fase de Guadalajara. Pero ni esas palabras de aliento pudieron amainar el profundo sentimiento de pesar que embarga a todo el club después del desenlace más cruel y agónico imaginable para la Final a Cuatro. La derrota en la tanda de penaltis ante el Guadalajara no sólo cierra una década de intentos frustrados de regresar a la Asobal, sino que probablemente significa el final de un ciclo en la entidad vallesana.

Todo tuvo un cierto aroma a despedida, comenzando por las palabras del siempre comedido Paco Castillo. El técnico, más emocionado de lo habitual, no pudo evitar un guiño a sus jugadores al pedirles "chavales, no os retiréis y jugamos un año más". No es una frase hecha, ya que la plantilla cuenta con muchos jugadores veteranos que habían visto en esta temporada con el Prasa la última oportunidad de dar el salto a la Asobal. Tras la decepción sufrida en Guadalajara, la descomposición de la actual plantilla podría comenzar en breve.

Para empezar, desde hace meses ha surgido en foros de internet la no continuidad del propio Castillo la próxima temporada. Quino Soler ya ha anunciado su retirada, y el mismo camino podrían tomar otros como Paco Bustos, Nacho Vico o Edu Escobedo. También hay jugadores a los que se les podría haber acabado su etapa en Pozoblanco, como Gerard Espigol o Israel Damont, una incertidumbre que se extiende hasta los mismos cimientos del club.

Porque después de tres lustros bajo el patrocinio de Prasa, en la entidad ya se preparan para un futuro sin el respaldo de la empresa constructora, algo que podría incluso dificultar la continuidad del proyecto en la División de Honor Plata. "Desde mañana seguiremos trabajando para conseguir sponsor y para que esto siga siendo una realidad", dijo el diputado de deportes Pablo Lozano, particularmente comprometido con el equipo de su localidad natal.

Porque desde que en la temporada 96-97 el Prasa jugara en la Asobal, la historia del club se escribe a base de decepciones. En la última década, el equipo pozoalbense ha quedado en ocho ocasiones entre los cinco primeros, con cinco terceros puestos -hasta la pasada campaña los dos primeros ascendían directamente- y dos presencias consecutivas en la Final a Cuatro desde que se cambió el sistema de competición. Habría que remontarse hasta la temporada 01-02 para ver un final tan duro para el Prasa. Entonces, en la penúltima jornada y jugando en casa, los vallesanos tenían el ascenso en la mano si vencían al Torrevieja. En la última jugada, y con doble superioridad numérica, el balón llegó en el extremo a Andrés Pérez, pero al malagueño se le escurrió el balón cuando encaraba al meta rival. Si eso fue cruel, lo del domingo ya fue kafkiano.

Por eso el presidente, Alfonso Cardador, recordó años pasados al afirmar que "hoy habéis callado muchas bocas, con el bulo que decía que no queríamos ascender", una vieja cantinela que resuena por toda la DHB y que en más de una ocasión ha sonado en el Juan Sepúlveda. El Guadalajara, el mismo que el año pasado acabó con las opciones en la semifinal de la fase de ascenso en Pamplona (34-30), se encargó de matar los sueños de un club al que le ha podido llegar el final de un ciclo.

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