El convenio de colaboración que preparan el Córdoba y el Lucena empieza a tener nombres propios. El club blanquiverde ha mostrado ya su interés en dos jugadores del actual plantel celeste, Abraham y Lobato, que finalizan contrato a final de temporada. Ambos se ajustan a la perfección a la nueva política deportiva trazada por la dirección deportiva cordobesista, que busca futbolistas jóvenes, con proyección y a bajo coste. En estos parámetros se mueve también Babin, que a pesar de tener dos años más de vínculo con la entidad lucentina, saldrá con total seguridad este verano. Ofertas, desde luego, no le faltan al galo, al que siguen a parte del CCF, el Rayo Vallecano, Las Palmas y el Recreativo de Huelva.

La buena temporada que están llevando a cabo Abraham y Lobato en el Lucena no ha pasado desapercibida para el Córdoba. Ambos son indiscutibles para Alberto Monteagudo y empiezan a ser seguidos por clubes de superior categoría. El conjunto lucentino ya les ha hecho saber que cuenta con ellos para su próximo proyecto a pesar de que acaban contrato. Pero los problemas económicos que atraviesa la entidad que preside Francisco Ramírez Aceituno y el futuro incierto que la rodea frenan cualquier renovación.

Y ahí entra en escena el Córdoba. La juventud, capacidad de mejora, polivalencia y precio convierten a los dos jugadores celestes en piezas más que apetecibles para el club blanquiverde, que empieza a mover ficha. La intención de los dirigentes cordobesistas es atarlos para que hagan la pretemporada a las órdenes de Lucas Alcaraz y que sea éste el que decida sobre su continuidad o no en el primer equipo. De no convencer al granadino, su destino sería nuevamente el Lucena, como parte principal del convenio que preparan ambas entidades y que pasa inexorablemente por la permanencia celeste en Segunda B y la liquidación total de las deudas que mantiene con sus profesionales.

Abraham, diestro que suele actuar a pierna cambiada en el flanco izquierdo, se ha convertido en una de las sensaciones del Lucena en su primera aventura en el grupo IV de la categoría de bronce. A sus recién cumplidos 25 años, este canario que se decidió a dar el salto a la península tras varias experiencias en el fútbol canario avalado por el propio Monteagudo, ha demostrado estar capacitado para probar fortuna en una división superior. Rápido, hábil y con gol -suma seis este curso- ha decidido aprovechar cualquier puerta que se le abra para proyectar su carrera.

En una situación similar, y con el aval de que la próxima temporada vuelve a ser sub 23, está Lobato. El futbolista gaditano de 22 años se ha ganado la confianza de todos a base de trabajo. Fichado en verano con el aval de su notable trayectoria en la cantera del Málaga, su comienzo en el Lucena no fue bueno. Tras caer lesionado en la pretemporada, le costó entrar en el equipo titular, hasta que finalmente se hizo con un sitio en el lateral derecho pese a su condición de central, donde también ha brillado de forma circunstancial por las bajas del Lucena en las últimas semanas. Esta polivalencia y un buen juego aéreo invitan al optimismo con un jugador al que no le faltan novias.

Tampoco anda escaso de pretendientes Babin. El francés firmó el pasado verano un contrato de tres años con el Lucena, que se aseguraba así sacar tajada de un jugador en franca proyección. Tras un mercado invernal en el que el Rayo estuvo a punto de asegurarse su incorporación, ahora son el propio club madrileño, Las Palmas, el Recreativo y el Córdoba los que han puesto sus ojos en él, que ante tantos cantos de sirena ha obtenido la promesa del presidente Aceituno de poder marcharse si le llega una propuesta interesante. Y parece que ésta no tardará en llegar. A sus 23 años, se ha convertido en uno de los zagueros más regulares del potente grupo IV, al que le costó adaptarse el curso pasado en su primera experiencia en España y en el que hoy es pieza reconocida.