El Córdoba, en general, y Rafael Campanero, en particular, están hartos. Los incidentes ocurridos en El Arcángel en la visita del Sevilla Atlético fueron recogidos en el acta arbitral por Hevia Obras: insultos de índole racista al camerunés Pouga y lanzamiento de objetos a raíz del empate del filial. Es la gota que ha colmado el vaso. Los sucesos recientes, unidos a los de la temporada anterior -el estadio fue clausurado por reincidencia, aunque finalmente el cierre no se produjo-, han llevado al consejo de administración blanquiverde a buscar soluciones drásticas.

El secretario general del club, Carlos Hita, apuntó el miércoles que "debemos ser inflexibles con este tipo de comportamientos, que para nada representan a la afición del Córdoba". Ayer, Campanero matizó que "el Córdoba, a partir de este momento, no solamente se va a quedar contento con que les pongan las multas a los seis que haya en el estadio, sino que pediremos todos los daños y perjuicios que esto ocasione al Córdoba, en contra de estas personas. Si al Córdoba un día le cierran el campo o nos cuesta una multa, y si la ley nos lo permite, que creo que sí, pediremos responsabilidades económicas a las personas que hagan esto".

El máximo mandatario de la entidad fue más allá al señalar que "si alguien ocasiona un daño al Córdoba por dos millones -de las antiguas pesetas-, por siete millones, por ocho millones, naturalmente vamos en contra de esa persona. Vamos al infinito. No va el daño sólo al Córdoba Club de Fútbol, sino a Córdoba ciudad. A mí me dio tanto disgusto como empatar el partido".

El sábado 27, frente al Girona, será el momento de evaluar el grado de afectación de la grada. ¿Se atreverá alguien a utilizar las botellas como armas arrojadizas, sin contentarse con apurar el líquido? ¿La incontinencia verbal tiene límites? La gente va a escarmentar por las buenas... o por las malas, bolsillo mediante. Campanero va a encargarse de ello.