Promoción de ascenso a primera

Con la cabeza muy alta (3-1)

  • El Córdoba se despide de la carrera por el ascenso tras caer en Montilivi en la prórroga de un partido que empezó ganando y terminó con diez e intentándolo con todo hasta el último suspiro.

La carrera del Córdoba hacia la Primera División se detuvo bruscamente en Montilivi, donde el Girona supo voltear el 2-1 de El Arcángel tras verse nuevamente por debajo en el marcador. Fue en la prórroga y no sin sufrimiento, pues los blanquiverdes, a pesar de jugar casi todo el tiempo extra en inferioridad numérica por la expulsión de Stankevicius, terminaron en el área local buscando el gol que le hubiera dado el billete para la final. Incluso antes de recibir el tercero podrían haberlo tenido en su mano, pero el árbitro no se atrevió a pitar un claro penalti sobre Fidel. Ahí se terminó el viaje hacia la élite de un equipo que, al menos, puede sentirse orgulloso de cómo compitió en este play off

La tranquilidad que la plantilla demostró ya en la previa, se tradujo en una puesta en escena notable. El Córdoba sabía perfectamente que el resultado inicial le valía, aunque eso no hiciera que saliera a especular ni mucho menos. Tampoco a lo loco, como es lógico y normal. De hecho, ni siquiera así arrancó el Girona, pues un gol, que es lo que necesitaba en esa fase prematura, puede llegar en cualquier momento, en un segundo, por acierto propio o fallo del rival. Con todo, el encuentro tuvo desde el inicio muchísimo ritmo, gracias en parte a un arbitraje de nivel que abogó por dejar jugar siempre ante la duda. 

Con los locales con una versión ligeramente más ofensiva que en la apertura de la serie, Oltra dio continuidad al mismo once del jueves. Y con ambos equipos bien juntitos cuando le tocaba meterse en campo propio, fue la estrategia la fuente de las primeras ocasiones: un cabezazo alto de Lejeune a falta lateral de Borja García y un remate de primeras de Raúl de Tomás a un córner abierto de Fidel que repelió la defensa. El hispano-dominicano, muy activo en la pelea en desventaja con los centrales rojiblancos, volvió a intentarlo de seguido nuevamente encontrar portería tras una contra en la que Fidel debió habilitar la carrera de Xisco al segundo palo. 

Con ese par de sustos y, fundamentalmente, por una lectura del partido adecuada, el Córdoba frenó el temido ímpetu gerundense. En algunas fases, incluso, acumulando posesiones largas. Pero ya fuera en éstas o en las rápidas, la clave estaba en finalizar jugada para no dar pie a las contras del Girona, que volcaba el juego una y otra vez sobre el perfil de un Clerc más vigilado que en la ida. No lo hizo Nando un par de veces, tampoco Fidel, y hasta Raúl de Tomás perdió un balón con el equipo saliendo y fuera de sitio que agradecieron los de Machín, que tampoco estaban todo lo precisos que quisieran. 

Esa sensación de progresivo aumento del control local se tradujo pronto en un par de aproximaciones claras de verdad. En la primera, al paso de la media hora, Cristian Herrera desvió con la cabeza al límite del fuera de juego una volea de Pere Pons que obligó a la reacción felina de Razak; en la segunda, el meta se tiró a los pies de Aday jugándose el tipo. Aún así, la más clara de largo llegó ya en el tiempo de descuento, con un remate franco de Herrera desde el punto de penalti que el cancerbero ghanés atajó sobre la línea de meta muy bien colocado. 

Con la intención no sólo ya de dar continuidad a esa inercia ganadora, sino de aumentarla, Machín introdujo un doble cambio de salida de vestuarios: control en la medular con Granell y movilidad en ataque con Sobrino. Y el delantero no tardó en aparecer en el área buscando remates, que era lo que le faltaba al Girona para refrendar su dominio. Quizás también al Córdoba, que tenía que salir de la cueva y asustar alguna vez para evitar que el encuentro terminara por jugarse en su medio campo. Es lo que hizo en una salida de Nando que finalizó Fidel con la testa tras la continuación de Cisma por la banda contraria. 

Pero ni siquiera eso pudo frenar la ahora sí fase de acoso total rojiblanco. Granell lo intentó de fuera, Aday por su costado, Cristian Herrera con un zurdazo con bote... Siempre apareció Razak, cada vez más agigantado. Hasta para iniciar una ocasión de oro, que se fabricó Fidel tras su golpeo largo y no supo empujar Xisco por la llegada a la desesperada de Lejeune al suelo. Acto seguido fue Raúl de Tomás el que la tuvo, pero a un metro de la línea de gol remató con la espalda en lugar de la cabeza un córner cerradito de Fidel. 

No hubo gol, pero al menos esa doble llegada sirvió para que el Girona se percatara de que su rival también sabía atacar. Y si por si acaso quedaba duda, acto seguido Caballero repitió la conexión del jueves con Xisco para hacer el 0-1 que ponía la eliminatoria muy de cara con algo más de media hora por jugar. El escenario no podía ser mejor, más que nada porque si ya sin prisas al cuadro local le costaba crear verdadero peligro, ahora que el reloj corría en su contra... 

Sin embargo, el Girona demostró tener argumentos de sobra para ir a por la remontada. Con Clerc más desatado, un par de balones desde la izquierda hicieron trabajar a Razak, determinante sobre todo a un testarazo en plancha del excordobesista en el área pequeña que atajó en dos tiempos. Pero el meta ghanés ya no pudo hacer nada en la siguiente intervención de Borja, que empató con un latigazo desde la frontal para dibujar un final de partido trepidante. 

Porque al Girona le tocaba seguir apretando para voltear la serie. Granell lo intentó con un libre directo y Sobrino empezó a hacer diabluras cayendo a los costados. Ante tal situación, Oltra optó por reforzar la medular con Víctor Pérez; Xisco se fue. Ya poco importaba porque la locura se apoderó del duelo. Entre Fidel y el propio mediocentro manchego casi matan el partido en una contra antes de que Sobrino desde la frontal forzara la palomita de Razak, que poco después no tuvo siquiera la opción del adorno ante otra jugada de Sobrino que remató de exterior Aday para poner el 2-1 e igualar la eliminatoria. 

Con la prórroga garantizada, el choque dio otro vuelco. El Girona ya no iba arriba tan descarado, pues su misión pasaba a no encajar, y el CCF sólo iba cuando y como podía, pues contaba con el tiempo suplementario para hacer ese tanto salvador que aún así tuvo Raúl de Tomás al filo del 90' con una volea que atajó bien Becerra. Ante la falta de goles, el partido se fue a esos 30 minutos extra, que no pudieron comenzar peor para los visitantes, pues Stankevicius vio la roja tras una segunda amarilla casi más por la protesta que la clara infracción en la frontal. 

Lejos de recomponer el equipo, Oltra se la jugó retirando a Luso y metiendo a Pineda. Aunque con el cansancio haciendo mella y en inferioridad fue Cristian Herrera el que asustó por dos veces a un equipo que terminó volcándose en ataque, con todo lo que le quedaba para meter el miedo en el cuerpo al Girona. Una sensación de temor que se encargó de minimizar el árbitro al mirar para otro lado en un claro penalti de Kiko Olivas sobre Fidel antes de que Sobrino tuviera el tercero en una contra ya sin portero. Era el minuto 115 y aún había mucha tela que cortar. Y no tardó en cortarse. Después de que Raúl de Tomás se topara con Becerra en una ocasión clarísima, Cristian Herrera puso el 3-1 que nada variaba. Un gol seguía valiendo al Córdoba, que lo siguió intentando hasta el último segundo para terminar cayendo con la cabeza muy alta.

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