El camino era de sobra conocido pero el Córdoba lo había perdido por completo, por más que intentaba parecerse al que en la primera vuelta martilleaba a sus rivales en ataque y los asfixiaba en defensa. En Huesca, Oltra optó por recuperar el clásico 4-4-2 que funcionó en la primera vuelta y el equipo dio un paso adelante con las señas de identidad de portería a cero y salidas rápidas a la contra, donde sigue siendo tan efectivo como cuando comandaba la tabla.

No fue el Córdoba el equipo tremendamente sólido que era, pero en Huesca sí que dejó detalles que recuerdan a aquella gran versión. Para ello bastó recuperar la tensión defensiva y la concentración en todas las líneas. Porque aunque el rival tuviera sus ocasiones al final, la intensidad con la que los zagueros defendieron ayudó a dejar en nada los intentos del cuadro de Anquela. Y es que la actitud es tan, o más, importante que las cualidades técnicas.

Bien es cierto que el Huesca ayer exigió muy poco al Córdoba y que le dejó hacer su juego a la perfección, pero el camino a ocho jornadas del final de la liga es claro y nítido, porque siempre funcionó y porque el equipo ha demostrado que es lo que mejor sabe hacer. Cuando la portería quede a cero la victoria estará siempre cerca, porque arriba el Córdoba sigue siendo un equipo letal.