Córdoba - almería · el otro partido

Y El Arcángel enmudeció

  • La afición blanquiverde acaba helada ante la impotencia de su equipo en una mañana fría y desapacible en la ribera del Guadalquivir. La promoción del club ayudó a llenar los fondos.

Cuando Míchel Macedo batió por segunda vez la portería de Juan Carlos, El Arcángel se quedó mudo. La afición cordobesista no tuvo respuesta al segundo mazazo consecutivo del lateral del Almería, que acabó con las esperanzas de la sufrida hinchada. Porque la soleada mañana de domingo encerraba una sorpresa en forma de termómetros cercanos a los cero grados y un aire que cortaba el rostro. Más que nunca se hacían imprescindibles las bufandas blanquiverdes, aunque pocos se atrevieron a levantarlas al aire y desproteger el cuello.

Pese a la desapacible temperatura, el estadio presentaba una entrada imponente, con una gran cantidad de niños que aprovecharon la promoción de entradas a precio reducido lanzada por el club para disfrutar y sufrir, a partes iguales, junto a su equipo. El horario también ayudó bastante al buen ambiente en El Arcángel y los accesos esta vez fueron más fluidos que cualquier otro domingo, gracias al traslado del mercadillo a las inmediaciones de MercaCórdoba.

 

En la grada muchos blanquiverdes dedicaban los minutos previos al arranque del partido a hacer las cuentas de la lechera. El Almería era un rival directo y la victoria, con la que todo buen blanquiverde contaba de salida, dejaría a los de Juan Ignacio Martínez por detrás del CCF, que también ganaría el goal average particular al conjunto rojiblanco. Esos eran los pronósticos más optimistas, porque los había más desconfiados. Desgraciadamente, los más agoreros terminaron cargándose de razón tras el desenlace del partido.

 

El choque de ayer sirvió además para conmemorar en El Arcángel el día del juego limpio. Una ocasión pintiparada, con dos clubes andaluces y amigos sobre el césped, y representantes de la afición almeriense en la grada, que aprovecharían la jornada para realizar un acto de hermanamiento con la peña blanquiverde Cordobamanía.

 

El frío invitaba a animar sin parar al equipo. Las palmas nunca fueron más balsámicas para los asistentes al partido. La reducida representación de almerienses quedó engullida por el gran ambiente que generó la afición blanquiverde. El equipo acompañaba además con su juego y Fede Cartabia consiguió lo que parecía imposible: caldear el ambiente y las gargantas gracias a su soberbio golazo. Pese a todo, la mañana pintaba extraña. El aire comenzó a soplar con fuerza, tanta que influyó en algunas acciones variando la trayectoria del balón, y trajo consigo malos augurios para el CCF.

El empate fue el primer mazazo de los rojiblancos para templar el ambiente. De repente, de la despoblada esquina de Preferencia, comenzaron a salir gritos de ánimo hacia los rojiblancos. Apenas eran 50 los aficionados desplazados desde tierras almerienses pero el paso de los minutos pareció multiplicarlos. Más aún cuando Míchel acertó por segunda vez a batir a Juan Carlos. Entonces El Arcángel se quedó petrificado y la afición visitante se vino arriba.

 

El desánimo cundió en la grada y muchos decidieron que ya era suficiente. Que el riesgo de agarrar un buen resfriado era mayor que el de la remontada. La paulatina desbandada enfrió más el ambiente, tanto que antes del pitido final medio aforo estaba ya camino de casa. Lo que se presentaba como una idílica mañana de domingo acabó de manera extraña. El Arcángel enmudeció y a la salida, en la cabeza de los aficionados blanquiverdes asomaba el difícil calendario que deberá afrontar al equipo en las próximas semanas.

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