Córdoba

Caracoles: un negocio no tan pequeño

  • Los puestos ambulantes permanecerán instalados por las calles de la ciudad hasta el próximo mes de junio · Cada edición aumenta el número de licencias debido a la crisis.

El caracol es una exquisitez conocida por sus pequeñas dimensiones, pero que en estos momentos se está convirtiendo en una gran salida empresarial en tiempos de dificultades económicas. Desde este fin de semana comienza su temporada alta, pero cada vez son más los que le sacan provecho a este plato de la tierra a través de su venta continua. Y es que degustar este molusco, tan deseado por unos como poco apreciado por otros, ya no sólo es posible en primavera -tal y como marca la tradición- gracias a empresas dedicadas a su elaboración durante los 12 meses del año.

Un ejemplo se encuentra en la capital cordobesa gracias a la empresa Caracol Express, situada en el polígono industrial de La Torrecilla. Su propietario, Carlos Muñoz, decidió probar suerte en este sector  hace cinco  años, aunque ya traía a sus espaldas 20 años de tradición caracolera por la labor que habían desarrollado sus padres. "Mis padres comenzaron con un pequeño tenderete, con cuatro tablas y plásticos, en la avenida de El Cairo y poco a poco hemos ido evolucionando hasta llegar a poner en marcha esta fábrica dedicada a la elaboración de caracoles". Cada día sus clientes -bares, restaurantes e incluso alguno de los puestos ambulantes repartidos por la ciudad- se ponen en contacto para hacer sus pedidos de caracoles. En estos momentos Caracol Express elabora una media diaria de 200 kilos de moluscos en sus diferentes variedades. "La idea de que cada establecimiento hostelero elabora sus propios caracoles está bastante obsoleta, todo el mundo quiere evitar el trabajo que conlleva elaborar este tipo de plato por lo que acude a empresas como la nuestra para ofrecérselo a sus clientes", asegura Muñoz.

Uno de los últimos clientes en incorporarse a la cartera de Caracol Express ha sido la cadena de alimentación Piedra, que a partir de las próximas semanas ofrecerá distintas variedades de caracoles, como por ejemplo, chicos en caldo, gordos en salsa o picantones. Una de las particularidades de esta innovadora empresa caracolera es que cuenta con los registros sanitarios que regulan la elaboración de platos elaborados, "por lo que nuestros clientes pueden estar completamente tranquilos que lo que ofrecen a su clientela es calidad", destaca Carlos Muñoz. 

A partir de este mes y hasta junio la producción de Caracol Express incrementa considerablemente, ya que en Andalucía, tal y como explica su propietario, "es muy complicado erradicar la relación de este plato con los meses más primaverales". Pero su principal meta es ampliar este periodo de tiempo y que los paladares puedan disfrutar de ellos tanto en mayo como en diciembre. "En zonas del Norte de España sí es más habitual que se ofrezcan este tipo de platos durante los meses más invernales, incluso tenemos unos cuantos clientes de esa zona que los abastecemos durante casi todo el año". En cuanto a la procedencia de los moluscos, en la actualidad la mayoría provienen de zonas andaluzas, como Almería y Málaga, donde el clima propicia una producción del alimento de una notable calidad, aunque también pueden proceder de zonas más lejanas como Argelia o Argentina. 

Y para que este negocio funcione Carlos dispone en estos momentos de una plantilla de nueve personas dedicadas a las labores de elaboración del caracol y de mantenimiento y gestión de la empresa, y no dudan en contratar a más personal en los próximos meses. 

Además de la fábrica de elaboración de la Torrecilla, Caracol Express también aprovecha la temporada caracolera de la ciudad cordobesa con la instalación de tres puestos ambulantes en la avenida de Granada, en Agrupación Córdoba y otro frente a la estación de autobuses. "Nosotros no hemos dejado de instalar nuestros puestos callejeros para continuar con la tradición familiar", asegura Carlos. Al frente de estos negocios están sus hijos que durante los próximos tres meses trabajarán duro para aprovechar al máximo el tirón caracolero.

Y es que el pasado viernes el Ayuntamiento dio el pistoletazo de salida de la campaña de caracoles. La concejal de Comercio, María Ángeles Luna, también insistió en que este negocio es una gran oportunidad para todos aquéllos que no están pasando por sus mejores momentos debido a la crisis económica. En total, son 40 los puestos de moluscos que se encuentran instalados hasta aproximadamente el 3 de junio. Todo depende de la meteorología, ya que para los cordobeses tomar este plato está siempre unido a los días de sol con una cerveza bien fresca en la mano. El año pasado el Consistorio ya permitió que la campaña finalizará el último día de junio en lugar de la primera semana, tal y como estaba previsto.

La carta de estos 40 negocios es prácticamente similar. Todos ofrecen los típicos caracoles chicos en caldo -que en Córdoba se sirven en vaso-, los caracoles gordos en salsa y los picantones. El precio ronda el euro para una taza de chicos y dos euros con cincuenta céntimos para las raciones de gordos. Una de las familias que se dedican a la venta de caracoles guisado estos meses es la de Antonia Flores. Desde hace tres años instalan su puesto en las inmediaciones de la Torre Malmuerta para obtener unos beneficios económicos que les permitirán tirar para adelante el resto del año. Antonia es quien se encarga de elaborar cada día varias ollas de moluscos en sus distintas variedades. "Nosotros estamos deseando de que llegue el mes de marzo para poder empezar a vender caracoles porque mis hijas están en paro y mi marido y yo ya somos mayores para poder dedicarnos a un trabajo que requiera esfuerzo físico", destaca Ana mientras remueve la olla. Cada día, a partir de ahora, estará dedicada  casi las 24 horas del día a la preparación de los caracoles "que es bastante entretenida, aunque cuando tus clientes te dicen que les encanta su sabor se te olvida todo el tiempo que le has dedicado".

Otro ejemplo muy similar se encuentra en la plaza de los Trinitarios donde Francisca Molero y su esposo se afanan cada día en la preparación de kilos y kilos de moluscos para ofrecer a sus clientes, sobre todo, del barrio. Francisca lleva 23 años elaborando la receta que aprendió de su suegra y con la que consiguen llevar durante tres meses un dinero extra a casa. "Mi marido es repartidor, pero con los caracoles conseguimos unos euros que nunca viene mal", dice Francisca.

Y es que la elaboración del caracol  se está convirtiendo poco a poco en toda una opción de negocio que día a día capta a un mayor número de nuevos emprendedores.

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