El organismo que gestiona los aeropuertos públicos españoles, AENA, tramita ya ante el Ministerio de Medio Ambiente la declaración de impacto ambiental de la nueva terminal del aeropuerto, paso necesario antes de que se produzca la contratación efectiva del edificio. El problema es que este proceso administrativo, al que concurrieron una veintena de empresas, se encuentra desde hace meses en una extraña situación de paralización, hasta tanto no se produzca el visto bueno medioambiental definitivo, que, eso sí, forma parte de las condiciones del contrato.

AENA inició la contratación de las obras en abril del año pasado y estuvo admitiendo ofertas hasta los primeros días de junio de 2008, justo un año. Por su parte, la información disponible en Medio Ambiente asevera que AENA ya ha cumplido el trámite de entregar la documentación inicial del proyecto y que se encuentra a la espera de abrir el proceso a información pública, al menos un mes, y el periodo de contestación de alegaciones y otorgamiento de la declaración ambienta, un máximo de medio año. Las fuentes de AENA explicaron que no es posible adjudicar el proyecto hasta contar con el desarrollo de los permisos ambientales, que es lo mismo que ocurrió con el proyecto de ampliación de la pista, cuyas condiciones ambientales definitivas aún no han sido publicadas.

Las empresas que se han presentado a la licitación del proyecto no ocultan su malestar por la espera, dado que se han tenido que presentar garantías que tienen un coste financiero. El proyecto lo merece. Son casi 25 millones de euros de dinero público en estos tiempos que corren. AENA también dispone del proyecto completo, elaborado por Estudio Lamela y la ingienería Ineco, para un edificio totalmente renovado, que nada tiene que ver con la vetusta terminal que aún tiene el aeródromo y que no tiene por qué ser derribada durante todo el proceso de renovación del equipamiento.

La nueva terminal ha sido realizada con la perspectiva de que el tiempo exija su ampliación, de forma que la estructura está preparada para levantar una planta superior. Está previsto que el acceso a los aviones se efectúe a pie o en jardineras (los autobuses de piso bajo que se usan en los aeropuertos). El edificio está preparado para realizar tres embarques de forma paralela en aviones de hasta 200 ó 250 pasajeros. El proyecto cuenta con más de 5.000 metros cuadrados de superficie construida.