Córdoba

Una nueva "basílica laica"

  • Los arquitectos Suárez-Terrados centran su proyecto en hacer realidad un "gran espacio flexible" que a su vez "dé cabida a una gran variedad de eventos"

Una "nueva basílica laica" en la que la ciudad se reconozca. Éste es el concepto en el que estudio de arquitectura Suárez-Terrados ha centrado el proyecto ideado para hacer realidad el futuro Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones (CEFC). Un edificio que, según explicaron ayer los arquitectos Javier Terrados y Fernando Suárez, se ha concebido como un "gran espacio flexible que dé cabida a una gran variedad de eventos". Y así lo mostraron en el acto de presentación pública del proyecto que tuvo lugar en el Teatro Góngora durante el cual explicaron, en una intervención que se alargó durante más de media hora, las claves del edificio que se pretende transformar en "cisne" después de ser "el patito" dentro del conjunto del Parque Joyero.

 

Para hacer realidad el nuevo concepto previsto para el Centro de Convenciones, el actual edificio, donado por Cajasur al Ayuntamiento, debe someterse a una serie de transformaciones debido a las carencias de la estructura actual, que los arquitectos ayer calificaron como "contenedor industrial", para convertirlo en un "edificio de futuro en el que tengan cabida nuevas técnicas medioambientales y que permita la multiplicidad de usos". Suárez-Terrados ha apostado por hacer realidad un nuevo inmueble en el que se tiene muy presente el "reciclaje urbano"; es decir, "debido a la escasez de medios económicos se realiza un aprovechamiento máximo de lo ya existente". Así, por ejemplo, el futuro centro de convenciones aprovechará la zona de aparcamientos que hay en el sótano del edificio, y contempla sólo cambios "someros". "Éste es el gran regalo con el que nos hemos encontrado en el edificio que ya existía", aseguraba ayer ante los asistentes al acto Javier Terrados, quien en todo momento quiso mostrar su gratitud ante la confianza depositada en su proyecto.

 

Entre los cambios ideados por el estudio de arquitectura sevillano para el nuevo inmueble destaca la creación de un "vestíbulo interior claro" del que ahora carece el edificio, que permita acoger y orientar al visitante antes de que éste acceda a los eventos. La propuesta recogida en la memoria está centrada en la generación de un amplio vestíbulo transversal entre la sala central y la zona que ocupará Surgenia, de forma que, a la vez que se conectan las fachadas principales y sus espacios públicos, permita en el futuro funcionar como el distribuidor de todas las funciones del edificio. En el vestíbulo se sitúan los controles de acceso, los guardarropas, los puntos de información y los principales núcleos de comunicación vertical hacia las plataformas superiores.  

Otra de las claves del proyecto de Suárez-Terrados es contar con iluminación natural, que sea compatible con cualquier división de las actividades que tengan lugar en el interior del edificio. Para ello, se ha diseñado una iluminación cenital "uniformemente distribuida", para permitir que cualquier tipo de compartimento interior y, al mismo tiempo, generar una fachada de con mayor protección solar que la existente, basada en "perforaciones continuas y de escala controlada". La retícula de lucernarios que se propone para la cubierta hace posible que en el interior del edificio siempre exista el mismo nivel de iluminación natural, mientras que la artificial se dispone también de forma uniforme, siguiendo la misma retícula de los lucernarios para que la distribución lumínica sea similar durante el día y la noche.  

 

Desde que se puso el proyecto encima de la mesa uno de los principales objetivos del alcalde, José Antonio Nieto, era conseguir que el edificio del Parque Joyero pudiera albergar eventos y conferencias, ya que hasta el momento era imposible debido por las limitaciones de aforo existentes en infraestructuras como el Palacio de Congresos de la calle Torrijos. Este problema, tal y como muestra la memoria conceptual del proyecto, estaría resuelto en el futuro centro de convenciones gracias a un "sistema de divisiones móviles escamoteables", que discurren por una trama modular de recuadros basadas en las dimensión del espacio de menor tamaño -una sala para 200 personas- y a la posibilidad de uso de muros móviles (para los que se prevé un amplio almacén en la fachada norte). Este sistema es posible gracias a la disposición de guías superiores y necesita de la construcción de un techo interior continuo en el salón central, que a su vez hace posible el aislamiento acústico entre las actividades que se compartimenten. Así, se puede disponer de diversas salas de reuniones, espacios de diferente tamaño o la combinación de salón de actos y espacio de exposiciones. 

 

A su vez está previsto reforzar la estructura del edificio para que éste pueda sustentar en un falso techo instalaciones de climatización o guías de tabiques móviles. Para ello, Suárez-Terrados opta por la introducción de un "nuevo entramado de apeo" bajo la estructura existente. Asimismo, también está previsto modificar la posición de los núcleos de comunicación vertical que emergen del garaje y reconfigurar las crujías perimetrales del edificio para diseñar un perímetro "sin interrupciones" en torno al espacio central, que permita acoger de forma "natural" el bar-cafetería en la fachada principal, las oficinas en la fachada opuesta y unas plataformas  de exposición en la planta superior abiertas al gran salón central. Concretamente, para la proporción en planta de la sala central Suárez-Terrados se han inspirado en la llamada "proporción cordobesa", que se encuentra implícita en buena parte de los trazados históricos de las construcciones de la capital cordobesa, según muestran los trabajos de investigación de Rafael de la Hoz Arderius.  

 

Para la fachada, el proyecto  apuesta por una imagen de "una cierta rotundidad" y de "un marcado carácter institucional". "La nueva basílica debe tener una imagen paisajística rotunda y presidir a la vez el Parque Joyero, que es uno de los motores económicos de la ciudad", aseguraba ayer Javier Terrados. Para conseguir este efecto, se opta por un único material: el hormigón prefabricado coloreado, perforado por un trazado de geometría octogonal de inspiración árabe que permite crear un tamiz de luz para iluminar el interior del edificio. Así el resultado es un aspecto "erosionado del envolvente y versátil en su interior".

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