Estos son los dos pueblos de Córdoba con los carnavales más originales
Su celebración incluye máscaras, disfraces inquietantes, murgas y piñatas
¿De dónde viene la expresión cordobesa 'Las cuentas del Gran Capitán"?

En las localidades de Guadalcázar y La Victoria se vive un Carnaval muy particulay y que no se parece en nada a cualquiera que conozcas. En La Victoria existe una antigua costumbre que va unida al nacimiento del pueblo y que sólo se interrumpió durante la Guerra Civil. Se trata de la tradición de "la llamada a las máscaras".
En la actualidad se materializa en un pasacalles que protagonizan los vecinos disfrazados, pero no con los disfraces de moda, si no con máscaras, la cara tapada, trapos o pelucas. El desfile se hace bailando y lo acompaña la charanga. Uno de los puntos más curiosos, es la frase que se ha de utilizar: "¡Qué torpe, qué torpe que no me conoces!". Es la forma de dirigirse a los vecinos que se encuentran en el transcurso del recorrido de las máscaras por las calles.
Y es que la máscara, está muy ligada a la localidad de La Victoria. Muestra de ello fue lo acontecido en 1940, cuando estando prohibido el Carnaval, las autoridades supieron entender el arraigo de la costumbre entre los vecinos y permitieron su salida con la condición de no pasar por el cuartel.
Como toda tradición, ésta ha ido sufriendo algunos cambios. Antaño los victoreños se iban a las encinas de la Poza Roque, allí se celebraba una jornada de convivencia y era habitual hacer columpios y escuchar a la murga que incluía en su repertorio las críticas y referencias a los acontecimientos locales y que resultaba todo un éxito. Era tras esta cita cuando los vecinos se vestían de máscara y recorrían las calles.
Las murgas era otra de las figuras relevantes de la fiesta en La Victoria. El repertorio de estas se preparaba bajo el más estricto secreto y sus cantes podían escucharse no sólo en Carnaval, si no durante todo el año.
Entre las coplas que se recuerdan, destacan la de “Primitivo”, “El Tercio” o “Cerezo". En la localidad se guardan algunas como la que hacía referencia a una nevada en la localidad y decía: "La mañana de la mucha nieve, La Victoria, en expectación. Hombres, niños, viejos y mujeres, y hasta el gato, a la calle salió. Con la lluvia de los pelotazos y la nieve que nos rodeaba, no podías andar cuatro pasos y un pelote en el coco te daba. Con la bulla de los sucedido y dos novios dentro de un portal, intentaron hacer un muñeco y a causa del frio, se le arrugó el plan"..
Las máscaras recorrieron las calles el pasado domingo 2 de marzo y lo volverán a hacer el próximo día 9 por la tarde, dentro de las actividades preparadas por el consistorio para el Carnaval.
Domingo de Piñata
El Ayuntamiento de Guadalcázar está trabajando de lleno en recuperar tradiciones de antaño que se han ido perdiendo en el tiempo. Entre estas tradiciones está la de las máscaras, que se perdió a finales de los años 90.
La tradición, es muy básica, se trata de disfrazarse, pero de hacerlo con ropajes, telas y complementos varios de los que hubiera por casa, sin demasiada preparación previa. Lo más importante era tapar la cara. Una vez vestidos, había que deambular por el pueblo, sin organización ninguna de forma espontánea y preguntando: "¿A qué no me conoces?". Se desconoce de dónde viene exactamente la tradición, pero finalmente acabó derivando en la celebración de los pasacalles tal y como los conocemos en nuestros días.
Y la intención del Ayuntamiento es que estas máscaras vuelvan a ser protagonistas del Carnaval. Por eso, el próximo 7 de marzo se celebrará un desfile de máscaras organizado por el Consistorio.
Concretamente, este concurso consistirá en que los participantes de máscaras recorrerán libremente las calles del pueblo y un jurado valorará la más original, la más divertida y la más irreconocible. Posteriormente, todos los participantes podrán disfrutar de una merienda tradicional.
A esta tradición en Guadalcázar se suma el Domingo de Piñata, cuando se cuelga un botijo llenos de caramelos por la mañana en distintos puntos del pueblo. Esto es seña de que en este lugar se romperá una piñata por la tarde.
Esta tradición se ha modificado un poco, pues si bien ahora se rellenan los botijos de caramelos, en origen era agua, harina, paja e incluso ratones lo que se metían dentro.
La persona encargada de romper la piñata se venda los ojos y se coloca casco de protección y gafas (otras de las nuevas versiones de nuestros días). Desde un extremo de la cuerda que sujeta la piñata, se coloca otra persona que da juego subiendo y bajando el botijo con la intención de dificultar la rotura de la piñata.
Una vez se han roto todas las piñatas localizadas en el municipio, los vecinos se congregan en la Plaza de España para tomar una chocolatada con sopaipas, que elabora un grupo de mujeres de la localidad. La cita este año será el próximo 9 de marzo a partir de las 16:00.
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