Macarena Gómez es, sin duda, una mujer de contrastes, en parte impuestos por las exigencias de su profesión. Si bien la actriz cordobesa se enfunda impresionantes diseños y no renuncia a originales complementos en la alfombra roja, se declara fan absoluta de la vida en el campo, relajada y rodeada de naturaleza y sus adorados animales de su finca gerundense del Alto Ampurdán. 

Sin embargo, no renuncia a los placeres urbanitas de su ciudad natal, Córdoba, siempre que regresa. Recientemente confesaba al portal Vanitatis algunos de sus caprichos gastronómicos: "En Córdoba solemos ir a Victoria 57 (Paseo de la Victoria, 57) y, como buena cordobesa, siempre pido salmorejo con virutas de jamón ibérico y presa ibérica con puerros".

Si bien es verdad que en otras ocasiones también se ha dejado ver en compañía de amigos por Bodegas Campos, uno de los baluartes de la cocina tradicional cordobesa. 

Igualmente, reconoce que es una incondicional de las terrazas ¿Su favorita? "En Córdoba me quedo con cualquier terraza del casco antiguo donde no puede faltar una tapa de salmorejo y un flamenquín", puntualiza. 

Tampoco renuncia a cuidarse y someterse a efectivos tratamientos de belleza. Para ello escoge la Clínica de Medicina Estética de su propia madre, Carmen Traseira (Av. Ronda de los Tejares, 13): "Cuando voy, me encanta hacerme el tratamiento de factor de crecimiento en el rostro e inyecciones de ácido hialurónico reticulado y no reticulado, según la necesidad, en cara y cuello. Es fantástico". 

Tampoco tiene duda a la hora de decantarse por un monumento al que siempre volver. Su elección recae sobre la Mezquita-Catedral de Córdoba, que supuso la primera declaración Patrimonio de la Humanidad por la Unesco para la ciudad allá por 1984.