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Córdoba, la provincia que alberga el rascacielos de los castillos españoles

  • La torre del homenaje del Castillo de Belalcázar mide 47 metros, lo que la convierte en la más alta de la Península Ibérica

El Castillo tiene un palacete renacentista adosado a la esquina sureste

El Castillo tiene un palacete renacentista adosado a la esquina sureste / Ayuntamiento de Belalcázar

La provincia de Córdoba puede presumir de albergar el castillo con la torre del homenaje más alta de España. Concretamente es la comarca de Los Pedroches la que alberga la edificación de este tipo más elevada no solo del territorio nacional sino de toda la Península Ibérica. 

Sólo hay que hacer una escapada a Belalcázar para admirar los 47 metros de altura de la del Castillo de los Sotomayor y Zúñiga, también conocido como Castillo de Gafiq o Gahete, y que bien podría ser considerador el rascacielos en su categoría. 

El monumento data del siglo XV y se construyó sobre los restos de una fortaleza romana, que se completó con posterioridad en época musulmana. De hecho, aún subsiste un importante testimonio en la cerca exterior, que permaneció como primera línea de muralla con torres albarranas sobre el arroyo Caganchas.

En tiempos perteneció a los condes de Belalcázar, que fijaron allí su residencia y ejercieron de mecenas de la arquitectura y promotores del gótico tardío en la provincia. 

En el interior de este recinto, y en la zona más elevada del montículo, se erigió el Bello Alcázar que bautizó  a la villa, y que data de la segunda mitad del siglo xv.

Su construcción fue auspiciada por Juan II, que cedió estas tierras a Gutierre de Sotomayor, Maestre de la Orden de Alcántara, a quien levantar castillo. Las obras arrancaron en la segunda mitad del siglo xv. Su fin último fue convertirse en la la residencia de los condes de Belalcázar, quien por entonces eran señores feudales del territorio. 

Al margen de su valor artístico y patrimonial, y de su carácter defensivo y de vigía que marcaría la historia de la localidad cordobesa, también ejerció una influencia definitiva en el topónimo del pueblo, que proviene de la expresión "bello alcázar".

Seis siglos después de su edificación y de largos periodos de saqueo, guerras y deterioro propio de la erosión de los agentes naturales, fue adquirido por la Junta de Andalucía en 2008, que acometió labores de restauración y puesta en valor del mismo entre 2018 y 2019. 

Igualmente, es reseñable el hecho de que, adosado a la fortaleza, en el siglo XVI (1539) se levantó un palacio renacentista bajo la supervisión de Hernán Ruiz I y ejecutado por un maestro local. El palacio bordea el ángulo desde la torre del homenaje y tiene una fuerte simbología de carácter humanista. Actualmente está en estado ruinoso, si bien el visitante puede recrearse contemplando las galas platerescas que embellecen los marcos de sus ventanas y que recuerdan mucho a las de la sacristía de San Juan Bautista en Hinojosa del Duque. 

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