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Del "pegolete" al "fartusco", diez palabras que debes saber si visitas Córdoba

Torre de Belén

Torre de Belén / Turismo de Córdoba

Si por algo se caracteriza la lengua española es por su variedad, riqueza y localismos. Córdoba capital tiene los suyos propios, a esos habría que añadir -pero será en otra ocasión- las de los pueblos y aldeas que conforman la provincia. 

En la ciudad de la Mezquita-Catedral nos sobran vocablos que nos hacen únicos, sobre todo al oído del visitante. El rey de reyes es el '"pego" o "pegolete", la palabra -sin duda- más "made in Córdoba" y más nuestra que el salmorejo. Con esta expresión hacemos referencia a lo que en el resto del territorio español definirían como "chorrada o tontería". El "pego" se puede hacer o decir ¡Da para mucho!

Y la reina del diccionario cordobita es "¡Ea!", un magnífico comodín, cuyo significado pasa por "sí", "claro", "obviamente". Aunque en ocasiones simplemente se emplea como interjección para alentar al receptor del mensaje a hacer de manera inmediata lo que le ha indicado el emisor. 

Otros de los vocablos más instaurados es "faltusc/a" o "fartusco/a". No hay unanimidad en su pronunciación: va a gusto del consumidor y ambas están mas que aceptadas. Es el equivalente a "ser muy tonto/a". 

La palabra que no deja a nadie indiferente es "enguachinar", como sinónimo de "echar agua o cualquier otro líquido en exceso", ya sea en un caldo, sopa, crema... También es aplicable al hecho de "regar una planta o árbol en demasía o dejar el suelo muy mojado". 

Aunque si hay un imperativo que provoca la sonrisa cómplice en el interlocutor es "cucha", apócope de "escucha". No tiene más misterio. Es un caso de economía lingüística pura y dura. Si bien puede equivaler también a "mira". 

Lo que resulta menos relajado es el "avenate", próximo a lo que el resto del planeta calificaría como "ataque de locura o furia". Y, además, suele ser de manera inesperada. 

En contra de lo que muchos piensan, en Córdoba "atacarse" no es "enfurecerse" ni "ponerse nervioso", sino algo tan habitual y prosaico como acicalarse, exactamente, "introducir la prenda de ropa (camisa, camiseta, top o blusa) en el interior de los pantalones".

Una acepción bastante diferente a la habitual tiene el verbo "averiguar". En la tierra de Séneca es lo mismo que "solucionar" y "encontrar". A años luz de la definición principal que le asigna la Real Academia de la Lengua: "Inquirir la verdad hasta descubrirla". 

Tampoco aparece en la RAE "bichear", que no es más que "curiosear" o "buscar algo con una intención". 

Sin embargo en el diccionario de diccionarios sí que está incluido el término "curiana", que es la "cucaracha". Lo mismo ocurre con "pizco", que equivale a la "porción mínima de una cosa". Pero prueben a pronunciarlo con acento cordobés y, en efecto, se darán cuenta de que ¡se trata de "algo mu' chico"!

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