Tras los pasos de Cristóbal Colón: sumérgete en la ruta más desconocida en tu próximo viaje a Córdoba

La ciudad fue escenario de algunos de los capítulos más destacados de su biografía, como la historia de amor que vivió con Beatriz Henríquez de Arana

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Hotel Hacienda Posada de Vallina
Hotel Hacienda Posada de Vallina / Turismo de Córdoba

De sobra es conocida la relación de Cristóbal Colón con Córdoba. Motivos profesionales y personales conectaron durante años al expedicionario con la ciudad califal. Y al parecer pernoctó en más de una ocasión en lo que hoy es el Hotel Hacienda Posada de Vallina (Corregidor Luis de la Cerda, 83). La leyenda reza que Colón se alojó en la zona correspondiente a la actual habitación 204 del establecimiento.

La construcción fue habilitada por los alarifes (constructores de la Mezquita). Pasado un tiempo se convirtió en la Posada de Vallina y, seguramente, en uno de los alojamientos más famosos de España debido a su situación (en la Vía Augusta), un cruce de caminos entre colonizadores y mercaderes de la época.

Sin embargo, este no fue el único hospedaje en que pernoctó el famoso navegante en nuestra ciudad. El Descubrimiento de América y la Conquista del Nuevo Mundo hubieran sido muy diferentes si Cristóbal Colón no hubiera persistido en su idea de entrevistarse con los Reyes Católicos, que por aquellos años moraban en el Alcázar de Córdoba.

Precisamente, el insigne marinero se alojó durante un tiempo en el Convento de Santa María de la Merced (hoy Palacio de la Merced y sede de la Diputación). Concretamente parace ser que los monjes mercedarios le dieron cobijo a su llegada a la ciudad allá por 1486.

Una historia de amor y poesía

La historia de España y del mundo en general no sería la misma sin los encuentros, acuerdos y conversaciones que mantuvieron Cristóbal Colón y los Reyes Católicos en Córdoba. El almirante llegó a la ciudad a comienzos 1486 para tratar de convencer a los monarcas de su ambicioso propósito de viajar a Asia por la ruta del oeste. Pero no sería hasta que se firmaran las decisivas capitulaciones de Santa Fe en 1492 cuando el genovés consiguiese convencerlos de acometer tan ardua empresa.

Durante esos años en nuestra tierra Colón no sólo entabló relaciones amorosas con Beatriz Enríquez de Harana, cuyo fruto sería el destacado intelectual Hernando Colón y Enríquez de Arana, sino que se recreó en disfrutar y conocer algunos de los emplazamientos más bellos.

Al parecer, el genovés era un enamorado de la actual barriada de Santa María de Trassierra, que se convirtió en su particular locus amoenus. En concreto se dice que solía recorrer lo que posteriormente se bautizarían como los Baños de Popea, un tramo natural de pequeñas cascadas y saltos de agua que se alternan con remansos pequeños en torno al curso del Aroyo Molino, muy próximo a la desembocadura del río Guadiato. Apenas dos kilómetros separan este oasis natural de Trassierra.

En efecto, su actual denominación no viene de la época de Colón sino que se debe a los poetas cordobeses del Grupo Cántico, que hicieron de esta remanso de paz uno de sus lugares predilectos de reunión. Concretamente serían Pablo García Baena, Juan Bernier y Ricardo Molina quienes durante uno de sus paseos atisbaron a unas chicas bañándose en el arroyo y Molina exclamó: "Mirad, como Popea en el baño", en clara lírica alusión a la emperatriz romana Popea Sabina. Según reza la leyenda popular, las muchachas comentaron la anécdota a los vecinos de Trassierra y desde entonces el enclave se conoce como Baños de Popea.

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