La cruz de un pueblo de Córdoba que fue encontrada en un sepulcro y que bien podría inspirar una serie de misterio
La historia del Crismón de Baena, símbolo de la Agrupación de Cofradías de la localidad, se remonta a comienzos del siglo XX
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El patrimonio histórico y cultural de Baena es tan abundante como lleno de incógnitas y de misterios por resolver. Uno de los que más curiosidad genera es el origen del Crismón de Baena, símbolo de la Agrupación de Cofradias e inexorablemente ligado a su Semana Santa, declarada recientemente Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Su historia se remonta a 1901. Fue durante unas labores agrarias, a doce kilómetros de Baena, cuando desenterraron un antiguo sepulcro. Dentro había una cruz de metal fundido que no pasó desapercibida para los historiadores y expertos en arte. Con 34 centímetros de altura y 25 de anchura, la remataban las letras alfa y omega, principio y fin, primera y última letra del alfabeto griego. Se trata de un símbolo históricamente relacionado con la figura de Jesucristo, principio y fin de todas las cosas, tal como lo describe Valverde y Perales en su obra 'Historia de la Villa de Baena'
Este erudito donó la cruz al Museo Arqueológico Nacional en 1902. Pero a comienzos de los años noventa desapareció del museo en extrañas circunstancias aún no resueltas. La localidad de Baena perdió un auténtico icono de su historia.
La desaparición del Crismón
No obstante, parece que el destino se empeñaba en que el Crismón de Baena no cayera en el ólvido. Y es que en 1973, el nieto de Valverde y Perales, Manuel Cassani, mandó a hacer tres crismones de oro en una joyería local, con la ayuda de Juan Torrico Lomeña, un baenense con un gran conociemiento del legado cultural. Este iniciativa hizo posible que la belleza y el simbolismo de estas réplicas calaran y perduraran entre los habitantes de Baena.
De hecho fue el propio Torrico quien apostó por la consolidación del Crismón como emblema de la localidad. Y para ello, en 1977, propuso que fuera adoptado como símbolo oficial de la Agrupación de Cofradías, quedando conectado de esta forma a lo más profundo de la espiritualidad y la tradición del municipio.
Actualmente, la figura del Crismón decora collares, medallas y joyas, que los baeneneses portan como un símbolo de identidad y pertenencia. Es reflejo de una historia, de una conexión entre el pasado y el presente que ha sobrevivido gracias al esfuerzo colectivo.
La historia de esta pequeña cruz es la de un pueblo que no olvida sus raíces y que se une en torno a un símbolo común. Así que si vas a Baena, ¡busca el Crismón!
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