Érase una vez en... Cañete de las Torres. Efectivamente, desde el 28 de abril al 2 de mayo el municipio se convertirá en un escenario para desarrollar la imaginación inherente a los relatos infantiles clásicos. 

En su tercera edición, su Festival Calles en Flor estará dedicado a los cuentos de ayer, hoy y siempre. La iniciativa cuenta con el apoyo de la Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. 

Toda la localidad torna en un espacio museístico al aire libre que gira en torno a la cultura de la flor y el arte contemporáneo.

Desde hace tres años el primer fin de semana de mayo se dedica a esta iniciativa, que se suma a las populares Cruces de Mayo y el Concurso de Rejas y Balcones. Una explosión de color y belleza donde las calles, plazas, edificios y rincones acogen todo tipo manifestaciones artísticas, rutas (también de carácter gastronómico) inspirados en la flor. 

En Calles en Flor conviven creaciones efímeras nacionales e internacionales

El evento reúne a floristas profesionales y artistas contemporáneos de fama nacional e internacional, que dan forma a seis creaciones florales efímeras en vía pública. De estilos muy diferentes, todas las obras tendrán una temática común: los cuentos infantiles. De esta forma, visitantes y vecinos viajarán con la imaginación a su infancia y revivirá experiencias, sueños y momentos fantásticos motivados por estas lecturas.

La salmorejada de Cañete de las Torres es uno de los acontecimientos gastronómicos de la primavera

Buscando la máxima implicación y participación de sus habitantes, el programa de Calles en Flor incluye el Concurso de Establecimientos en Flor, de Terrazas en Flor y el de Colectivos en Flor. 

Los establecimientos hosteleros de Cañete de las Torres también se suman a la celebración con elaboraciones temporales inspiradas en el mundo de las flores. 

Además, hay cabida para la puesta en valor de los productos del campo cordobés, entre los que destaca su magnífico AOVE, y se elabora un salmorejo de récord: 500 kilos de esta crema fría, del que cada año se encarga un cocinero cañetero.