Cine

Álvaro Morte: "Mi infancia es Bujalance y corretear entre olivos"

  • El popular actor de La Casa de Papel hizo un repaso de los años que vivió en Córdoba durante su entrevista en el programa El Faro de Cadena Ser

Álvaro Morte ha sido uno de los últimos invitados del programa radiofónico 'El Faro' de la Cadena Ser

Álvaro Morte ha sido uno de los últimos invitados del programa radiofónico 'El Faro' de la Cadena Ser / Redes Álvaro Morte

La vida de Álvaro Morte ha sido un ir y venir por la geografía española debido al carácter emprendedor de sus progenitores, como él mismo le ha confesado a Mara Torres en el programa El Faro de Cadena Ser. El popular Profesor de La Casa de Papel ha hecho un repaso por su vida personal y profesional sin olvidarse de su nacimiento y residencia en Algeciras y de su infancia, que transcurrió en Córdoba.

"Mis padres me trajeron con menos de un año a Córdoba y hasta los 11 o 12 años estuve en Bujalance. Mi infancia es Bujalance y corretear entre olivos". 

Así mismo, reveló a la comunicadora cómo su vocación dramática le llegó en la capital cordobesa: "Yo hice las pruebas para entrar a la Escuela de Arte Dramático de Córdoba y antes de que me dijeran quién estaba admitido o no, uno de los profesores que había hecho aquellas pruebas me miró y  me dijo: "Tengo un papel para ti en El Tenorio". Y yo pensé: "No puede ser. Yo todavía no estoy aceptado..." Y me respondió: "¡Bah, tienes un papel en El Tenorio!". 

El famoso actor explicaba durante el espacio radiofónico la ilusión con qué acometió su primera obra: "Era el papel del Escultor, que tenía dos escenas: un primer monólogo y una segunda escena con Don Juan. Empecé a asistir a los ensayos muerto de miedo. Se trataba de una obra que se iba a representar de manera itinerante en el Palacio de la Merced, sede de la Diputación de Córdoba. Lo que quiere decir que cada escena se hacía en un sitio distinto y era el público el que se iba moviendo por el Palacio. ¡Era una cosa maravillosa! Estábamos todos entusiasmados con aquello". 

Sin embargo, siempre surgen imprevistos: "Yo iba a hacer esas dos escenas en un patio con claustro y toda la gente estaba alrededor. ¡Y justo antes de que arranque la escena se pone a diluviar! Y lo hicimos en un salón a cubierto". 

No obstante, la historia tiene final feliz: "Termino el monólogo y aparece Don Juan. Me salgo al patio, me siento en una de esas sillas y me viene todo de golpe. Me puse a llorar como un niño pequeño y me dije: "¡Ostras, esto es lo que yo quiero hacer en mi vida!". Y esa sensación ya nunca se fue. Desde entonces no se me ha olvidado ninguna de las sensaciones de lo que fue preparar esa función. ¡Todo aquello fue tan maravilloso que me dejó enganchado para toda mi vida!".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios