Pamplona | Sexta corrida de toros de los Sanfermines

Un enrazado Cayetano sale a hombros

  • El madrileño, acertado con la espada, corta un total de cuatro orejas, con petición de rabo en su segundo

  • Miguel Ángel Perera y Antonio Ferrera cortan sendos apéndices de distinto peso en una tarde de trofeos benevolentes

Cayetano, en su salida a hombros del ruedo de la plaza de toros de Pamplona.

Cayetano, en su salida a hombros del ruedo de la plaza de toros de Pamplona. / Jesús Diges / Efe

La corrida de Núñez de Cuvillo, en conjunto bien presentada y de muy buen juego fue un material propicio para el éxito de la terna, en la que Cayetano cortó cuatro orejas y en la que brilló especialmente Miguel Ángel Perera, que cuajó la faena de mayor peso específico del festejo al quinto toro, pero que por un pinchazo previo a una estocada dejó el premio en una oreja. También consiguió un generoso trofeo Antonio Ferrera. Aunque el sexto astado fue premiado con una vuelta al ruedo póstuma fueron mejores los toros quinto y tercero.

Antonio Ferrera, que sustituyó a Andrés Roca Rey, cumplió ante su lote. El cinqueño que abrió plaza, astillado del pitón derecho, cuesta arriba, solía soltar un derrote al final de cada viaje y no admitía nada por arriba. El pacense, que en el capote dibujó una gran media, realizó un trasteo extenso, fundamentalmente de tanteo y en el que faltó la ligazón por las condiciones del astado. Falló con los aceros.

El cuarto, bajo y bien armado, con nobleza, perdió gas pronto y aunque Ferrera logró muletazos estimables por ambos pitones en una labor reposada, marcada por la flojedad del animal. El acierto al primer envite fue decisivo para la petición de oreja y el trofeo concedido.

Miguel Ángel Perera, si no es por la espada, hubiera salido a hombros, con premio mayor ante su segundo toro, el quinto, el mejor astado en la muleta, de nombre ‘Pregonero’, jabonero sucio, serio, ante el que cuajó la mejor faena de la tarde. Perera, que ganó terreno a la verónica, realizó una faena en los medios de muchos quilates, con temple, mando y ligazón desde un comienzo toreando de rodillas con la diestra, alternando un pase por la espalda hasta el cierre, en cercanías y con un toque ojedista. La obra era de rango superior, pero un pinchazo antes de una estocada casi entera dejó el premio en una oreja.

Corrida de Núñez del Cuvillo, en su conjunto bien presentada y de muy buen juego

Ante el segundo, un astado con un buen pitón derecho, Perera se impuso pronto gracias a su mando y logró una buena serie, con ligazón. Con la izquierda fue otro cantar, el toro, con aspereza, le enganchó la muleta en varios muletazos. Mató de un feísimo bajonazo.

Cayetano, con raza, se metió al público en pie desde que comenzó su actuación. Con el tercero, ‘Aguaclara’, negro, chorreado, con media tonelada de peso, bajo, corniabierto, de buena condición, clase y fondo, el madrileño realizó una faena variada, que comenzó con algunos muletazos estimables y un molinete de rodillas. Destacaron una buena serie con la izquierda en la que faltó ajuste y la más brillante surgió con la diestra en el epílogo. Mató de estocada y el público, entregado y generoso, solicitó dos orejas que fueron concedidas.

Cayetano, de manera apasionada, se entregó ante el buen sexto, ‘Rosito’, colorao, al que la presidenta premió con la vuelta al ruedo, cuando los mejores toros fueron tercero y quinto. El madrileño ganó terreno a la verónica tras una larga cambiada de rodillas y se marcó un airoso galleo por chicuelinas al paso. Fue una faena arrebatada que brindó a Miguel Indurain y con muchos guiños al mocerío, con un preámbulo de rodillas y un cierre también de hinojos, con un desplante que acabó enloqueciendo al público. Volvió a matar de estoconazo y le concedieron dos orejas tras petición de rabo a los gritos de “¡Tú si que vales!”.

La identificación y el idilio de la plaza de Pamplona con Cayetano se ratificó este año con más fuerza si cabe, culminando con una salida a hombros por la Puerta Grande multitudinaria.

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