eduardo dávila miura. Matador de toros

"Lidiar 'miuras' en Sevilla es una apuesta muy fuerte y durísima"

El matador de toros retirado y actualmente apoderado Eduardo Dávila Miura (Sevilla, 1974) reaparecerá la próxima Feria de Abril, enfrentándose a un lote de la ganadería de Miura como homenaje a la divisa familiar, que cumplirá 75 años ininterrumpidos lidiando en la plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla, donde se retiró el 12 de octubre de 2006.

-Eduardo, ¿cómo nace la idea?

-Lo llevaba rondando en la cabeza tres o cuatro años. Son 75 años de lidiar Miura de manera consecutiva en Sevilla, desde que mis bisabuelos, Antonio y José Miura Hontoria comenzaron en 1940, siguiendo a sus antecesores. Es un reto personal, más que profesional. Me he acordado mucho de mi abuelo en estos días. Es milagroso que una ganadería continúe durante tantos años, ahora con el esfuerzo de mis tíos. Por eso, no me perdonaría dejar de acometer este reto.

-¿Es un retorno esporádico?

-Mi idea es esa. Canorea me dijo hace cinco meses que me ofrecía una segunda tarde en la Feria de Abril, a lo que contesté que no. Yo lo que quiero es anunciarme con Miura por el significado que he contado. No quiero suspicacias.

-El cartel.

-Por supuesto, no tengo ni idea. El que crea conveniente los empresarios Eduardo Canorea y Ramón Valencia.

-¿Usted tiene preferencias por alternar con determinados toreros en una actuación tan especial?

-Actualmente soy apoderado de Luis Bolívar y creo que sería un caso único que compartieran cartel apoderado y torero y máxime en una corrida de Miura. Tampoco me importaría abrir plaza.

-Si todo sale bien, ¿hará temporada?

-Lo tengo descartado. Lo que si tengo claro es que me quedaron cosas en el tintero, como por ejemplo, la confirmación en la Monumental de México.

-¿Cuál ha sido su experiencia con 'miuras'?

-Será la séptima corrida. Toreé toros de Miura en Sevilla, Madrid, Valencia, Nimes, Santander y Burgos. Estuve anunciado en Bilbao, pero no pude torear por una cornada anterior. Nunca me salió un gran toro, pero tampoco el malo y despabilado. Fueron toros en término medio. Tuve petición en Sevilla y corté una oreja en Burgos y otra en Nimes.

-¿Qué tiene de distinto el toro de su familia?

-Es un toro con una gran personalidad, cambiante, con sentido y listo. Y supone para el torero un desgaste psicológico mayor.

-¿Infunde más miedo?

-Los toreros siempre pasamos miedo. Pero, claro, toros de Miura y en un escenario como Sevilla es una apuesta muy fuerte y durísima. Seguro que cuando llegue el momento diré: "¿para qué me habré metido en esto?". Yo me veo con ilusión y preparado para que no me afecte mentalmente. Estoy capacitado para triunfar.

-¿Qué es lo que más le preocupa?

-Como todos los toreros, tengo miedo al fracaso. La soledad, el miedo, la incertidumbre, están ahí. Pero siempre he sido un torero responsable y me prepararé bien. Ahora soy mejor torero que hace ocho años, cuando me fui.

-¿Por qué?

-En mi labor de apoderado he aprendido cosas de todos los toreros que he representado y en la enseñanza en los cursos a los aficionados prácticos también. Por eso, digo que soy mejor torero de lo que era.

-Los toreros consideran que sin lidiar delante del público se puede perder el sitio, ¿le afloran dudas en este sentido?

-Tengo la sensación de que no he desconectado del toreo en estos ocho años en los que no me he vestido de luces. Pero claro, la reaparición es en Sevilla y con Miura. Tengo que mentalizarme muy seriamente.

-¿Qué recuerdos tiene de aquel día de la retirada?

-Fue una tarde muy bonita dentro de la normalidad que quise dar a mi adiós. No me corté la coleta ni fui por las plazas despidiéndome. Toreé con Perera y Manzanares, corté dos orejas y acaricié la Puerta del Príncipe.

-¿El no haber atravesado la mítica puerta es una de sus espinitas?

-No. En varias ocasiones rocé la Puerta del Príncipe. En Sevilla y Pamplona vieron al mejor Dávila Miura. En la Maestranza he tenido una gran regularidad. La espinita la tengo clavada con Madrid, que me pesaba mucho.

-¿Pensó en aquella época que volvería a vestirse de luces?

-No. Estaba convencido de ello. Salvo si surgía algo importante.

-¿Llevará una preparación especial?

-Sí. Como si fuera a torear ochenta corridas de toros porque el toro no sabe si reaparezco o soy el nieto de Miura.

-Por último, ¿qué piensan sus tíos, los ganaderos?

-No les ha gustado. Es un compromiso. Lo pasan muy mal. Pero en el fondo, aunque son reservados, están orgullosos. A lo mejor me ha tocado tirar del carro porque creo que se debía conocer el mérito de esta ganadería que en 2017 llegará a los 175 años en manos de la misma familia. Además, los toreros debemos replantearnos ayudar al toreo, darle un empujón. Y esta noticia es bonita para Sevilla y el toreo, según he percibido por parte de los aficionados.

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