El matador de toros Florencio Casado El Hencho falleció ayer en Córdoba, su ciudad natal, a los 69 años de edad. Con él se va uno de los diestros más destacados que surgieron en la provincia cordobesa en las últimas décadas, un torero que, aunque no llegó a ser primerísima figura del escalafón, si que tuvo un gran ambiente y dejó tardes para el recuerdo en las dos principales plazas españolas: Las Ventas y La Maestranza. El Hencho, que vivió sus momentos más destacados en la década de los 70, se ganó su lugar en la historia ante corridas de las denominadas duras, delante de las cuales demostró enorme valentía, decisión y serenidad, a lo que le añadía un corte estilístico no exento de atractivos y buen gusto.

Florencio Casado era cordobés del barrio de Santa Marina, donde nació en plena postguerra, en 1945, aunque cuando todavía no contaba con 10 años se trasladó a vivir con su familia a un huerto de Las Margaritas, barrio que luego lo seguiría con fervor por muchas plazas de España. Allí le surgió la afición por los toros, cuentan que mientras veía entrenarse a Manuel Cano El Pireo. Debutó de luces en 1964 en Priego de Córdoba, mientras que su primera novillada picada tuvo lugar cuatro años más tarde en la localidad de Montoro. En 1969, el 1 de mayo, se presentó en Las Ventas, y justo al mes siguiente tomó la alternativa, en su Córdoba natal, de manos de Gabriel de la Haba Zurito y en presencia de Fernando Tortosa. Aquel mismo verano se doctoró en Las Ventas, coso en el que se acarteló a lo largo de su carrera en 23 ocasiones y en el que logró por dos veces abrir la Puerta Grande. Para la historia también queda una tarde memorable en La Maestranza sevillana, el 19 de abril de 1970. Aquella jornada se anunciaba junto a Limeño y Sebastián Palomo Linares, una terna que consiguió un hecho insólito: salir los tres a hombros por la Puerta del Príncipe tras desorejar una corrida de Mihura, cuyo mayoral hizo junto a los diestros el recorrido triunfal hasta la calle. El Hencho se despidió de la plaza de Córdoba en 1980, aunque se mantuvo en activo durante esa década. Tras su retirada, y ya dedicado a los negocios, mató el gusanillo lidiando festivales como el que protagonizó en Villanueva de Córdoba en el año 2002.

El Hencho recibió en 2009, y al cumplirse el 40 aniversario de su alternativa, el calor de los aficionados cordobeses, que le rindieron diversos tributos. Un momento especial ocurrió en el restaurante El Barril, cuando recordó su alternativa al reunirse con Zurito y Tortosa. Latían allí los recuerdos de su edad dorada.