La maestranza | Festival benéfico y último festejo de la temporada

Expectación y solidaridad

  • Perera, que corta dos orejas, se alza como triunfador en un espectáculo en el que Ventura corta una oreja y González-Ecija da una vuelta al ruedo

  • Pablo Aguado, que brilla con la capa, Morante y Cayetano, ovacionados

Miguel Ángel Perera, en un muletazo con mando al tercer novillo de la tarde en La Maestranza.

Miguel Ángel Perera, en un muletazo con mando al tercer novillo de la tarde en La Maestranza. / Juan Carlos Muñoz

La temporada sevillana se cerró en el Día de la Hispanidad con una tarde más bien veraniega que otoñal y un festival a beneficio de las obras asistenciales de las hermandades de El Baratillo y la Esperanza de Triana en una Maestranza que anotó como primer éxito importante el lleno de ‘No hay billetes’ y por tanto la solidaridad, una solidaridad que comienza por los protagonistas del festejo, los toreros que se jugaron la vida en el ruedo, y que contó con un público entusiasta que, por encima de cualquier otra circunstancia, se entregó a la causa. Teniendo en cuenta que la valoración crítica está en función de un festival y no de una corrida de toros, destacó Miguel Ángel Perera con una faena volcánica –único que desorejó a un astado– y Pablo Aguado deleitó con el mejor toreo de capa de la tarde.

En el espectáculo se lidiaron un novillo de María Guiomar Cortés de Moura para el rejoneador, cuatro astados con el hierro de Núñez del Cuvillo para los matadores de toros y un novillo de Antonio López Gibaja para el novillero, en conjunto bien presentados para un festival y de juego dispar. El mejor, el tercero.

Miguel Ángel Perera, que sustituyó al lesionado José María Manzanares, lidió un cinqueño serio y que dio buen juego. El pacense cosechó palmas en los lances de recibo, ligando varias largas, cambiando el capote por la espalda y sin enmendarse, y se marcó un notable quite por chicuelinas y cordobinas. Con la muleta, realizó una faena con ligazón y de corte ojedista en la que conquistó al público. Tras una tanda diestra de rodillas con dominio, sometió al toro en varias tandas en las que el torero, como un poste, trazó varios ochos alrededor suyo con mando y temple para acabar en un serio arrimón cuando el astado comenzó a perder cuerda. Tras una estocada entera trasera cobró dos orejas.

Pablo Aguado, que antes de saltar su 'cuvillo', recibió una ovación de órdago por su monumental actuación en la Feria de Abril, deleitó en un ramillete de suaves verónicas –varias excelentes– en las que ganó terreno hasta los medios, abrochado con una media preciosa y el público entregado. La faena contó con una tanda por cada pitón con ligazón y bellos apuntes, como un natural inconmensurable. Tardó en caer el toro tras una estocada y el torero fue ovacionado tras petición de oreja denegada por el presidente.

El rejoneador Diego Ventura consiguió un trofeo del que abrió plaza. Con un astado noble, al que recibió en una loseta, destacó a lomos de ‘Nazarí’ en un toreo de costado muy ajustado y formó un lío sobre ‘Lío’ atacando con el caballo hacia atrás y adelante en quiebros meritorios. Cerró con cortas y mató de rejón.

Morante de la Puebla, con un ejemplar aceptablemente presentado y gacho, que se quedó muy corto, se lució en un par de lances a pies juntos y en algunos remates en una labor que brindó a Joaquín Moeckel, organizador del festival.

El cuarto, un cinqueño, alto, asustó tras derribar a Pedro Geniz, que pasó grandes apuros bajo la cabalgadura. Cayetano, sin opción en el capote, porfió en una labor desigual, logrando lo mejor por el pitón derecho.

El joven novillero Jaime González-Écija recibió al sexto con un farol de rodillas. Brindó su trasteo a sus compañeros ‘mayores’ se entregó ante un novillo que se defendía y al que mató de media estocada para dar la vuelta al ruedo tras petición de oreja que denegó la presidencia.

Más allá de lo sucedido en el ruedo latió con una gran fuerza la solidaridad, nexo de unión de las Hermandades de El Baratillo y la Esperanza de Triana y para el que se dieron cita media docena de toreros que aportaron su granito de arena y se jugaron sus vidas en un festival en La Maestranza que contó con un llenazo hasta la bandera.

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