Cómo nos influyó a todos los españoles lo que salía en 'La bola de cristal'
Hoy domingo se cumplen 40 años del estreno de aquel programa con Alaska. 'Imprescindibles', a las 21.30 en La 2
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El destino definitivo de la Bruja Avería
Los poderes de Lolo es el nombre del documental biográfico sobre la directora de programas en TVE, Lolo Rico, que falleció hace cinco años y que hoy celebraría con todos sus ‘hijos’, sus espectadores infantiles, y no tanto, de varias generaciones, el 40º aniversario de La bola de cristal. Tal día como hoy de 1984 Alaska aparecía el sábado al mediodía para presentar su parada de los monstruos. La audiencia se quedó anodada y adicta. Hoy lo recuerda Imprescindibles, 21.30, en La 2.
Por allí aparecían unas marionetas, con el encanto del guiñol añejo, y una malvada que proclamaba “viva el mal, viva el capital” (con guion de uno de los hijos de Lolo). La Bruja Avería a día de hoy sería mucho más incómoda que entonces. Esta bruja, como la bruja de Alaska y todos sus invitados reunía los conceptos fundamentales de Lolo Rico, que ya había dado muestras en la adaptación del británico La casa del reloj, donde los niños de la EGB empezaban a contar y leer, en Un globo, dos globos, tres globos, el espacio infantil de la transicion; o en La cometa blanca, donde los niños nacidos en los nuevos tiempos se asomaban a una televisión minimalista y cariñosa. Lolo reunía en sus formatos para niños, para jóvenes, para todos, inteligencia, humor y entretenimiento. Con La bola de cristal era ya una ‘señora mayor’ con el olfato intacto para acercarse a los más nuevos de la familia.
Lolo Rico, en una vida de vaivenes personales, tuvo siete hijos pero tiene millones de ‘hijos’ que entraban de lleno en sus personajes. Hijos que veían en pijama los sábados matinales de una TVE que terminaba de sacudirse de la tripa las migajas sociales del franquismo y se convertía en una televisión pública europea, acorazada ante la futura presencia de las privadas.
La bola estuvo de 1984 a 1988, el período glorioso del felipismo europeísta. Todo lo que se planeó en los 80 de España funcionó mientras duró la fiesta
La bola de Rico era legado de todas las criaturas de una veterana escritora y guionista para niños, de incansable actitud feminista y progresista. Lo entretenido no tenía que ser tonto y eso lo trasladó a sus programas con un matinal donde los Electroduendes especulaban con el marxismo, Faemino y Cansado explotaban con su surrealismo y todos los intérpretes de la Movida ( Pablo Carbonell y Pedro Reyes fichados en el Retiro, Loquillo, Gurruchaga, Kiko Veneno, Radio Futura, Gabinete Caligari).
Lolo, avanzada unas décadas al pulso de su tiempo, dejaba hacer y se ponía su pato (vivo) bajo el brazo para hacer sus cuestionarios ilustres. A los niños se les podía hablar de todo y los padres de entonces estaban en la inopia, con sus asuntos de sábado.
La bola de cristal fue un formato del período del director general José María Calviño, que ya meses antes había tenido un dolor de cabeza con el Me gusta ser una zorra de Las Vulpes en el Caja de ritmos, de Carlos Tena, en las renovadas mañanas de los sábados. Pero ya se vio el momento para un espacio infantil revolucionario que aireara una franja hasta entonces pazguata.
La fallecida creadora en Radio Nacional avanzó en su experimentación audiovisual con Dola, Dola, tira la bola, premonitorio en su nombre, un espacio vespertino donde una señora de pueblo rodeada de mascotas recibía visitas. La cometa blanca fue la cuenta atrás para La bola, que hoy cumple 40 años, cuando sus espectadores, que ahora se cuidan del colesterol, descubrieron que el mundo era divertido y comprometido.
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