El invierno de nuestro descontento
Final de Juego de Tronos
El desenlace de la serie ha dejado insatisfechos a miles de seguidores, que exigen que se rehaga la última temporada
“Rehagan la temporada número 8 de Juego de Tronos con guionistas competentes”. Esa es la petición de Change.org que, a esta hora, lleva ya recogidas más de millón y medio de firmas. Iniciativa que se suma a la cantidad de comentarios, vídeos y análisis que el final de la serie de HBO ha arrastrado consigo. ¿Las quejas más frecuentes? Agujeros de guión. Deux ex Machina. Ruptura del arco de personajes. Traición al espíritu original de los libros. De repente, todos somos guionistas, como todos somos seleccionadores nacionales. Esto no acaba –en definitiva– como a mí me gustaría, se lee entrelíneas, sobre líneas. A la hoguera. A la mierda. ¡Esto me lo solucionas!, brama Kathy Bates, blandiendo un mazoKathy Bates,.
“Yo no miro los comentarios porque sería imposible: un post en Facebook puede tener 3000 respuestas –comenta Enrique Muñoz de Luna, encargado de las redes de la serie en Movistar+, con unos 650.000 seguidores en total–. El fandom ha llegado ya a tal nivel, a tantos millones de personas que es imposible llegar a una opción a gusto de todos. Aunque hay errores innegables -la historia es mucho más precipitada desde que se separó de los libros, sobre todo, en tema político-, la reacción ha sido exagerada”.
Para Cristina Macía, traductora al español de Canción de Hielo y Fuego, todo este descontento se debe a tres factores: “El primero, como decía Stephen King, no es que la gente no quisiera este final, es que no quería un final. Segundo, los errores que ha cometido la serie: todo es lógico, pero el trazo es grueso. Hacer que las temporadas 7 y 8 fueran contra el Rey de la Noche; la temporada 9, el tema de Desembarco del Rey; la décima, la tiranía de Daenerys... Aquí hubiéramos estado felices todos. Pero hay otro problema al que no podemos ser ajenos: la infantilización del fandom. Te puedes identificar con un personaje o cogerle cariño, pero hay que tener un poco de comprensión lectora. Yo siento decir os lo dije, de verdad, lo lamento mucho pero: os lo dije”.
De similar opinión es Alberto González, @AtalayadePoniente:“Parece que no se han sabido leer cosas muy básicas, como el destino de Daenerys, que no es más que la ira de Aquiles famosa... Lo brumoso de las profecías, que señalaba siempre G RR Martin. Se ha olvidado, además, que la dinámica de esta serie es romper las expectativas”.
“Ocho temporadas, siete libros, multitud de personajes y una trama muy serial: es muy complejo urdirlo todo. Si encima añades un mundo de fantasía, que tiene unos códigos nicho que, de repente, saltan al mainstream, lo complicas todo más. El resultado –comenta Paco Rodríguez Prieto, uno de los responsables del equipo de ficción extranjera en Movistar +– es ‘emo sido engañado’. Se generan corrientes de opinión muy brutas, y las que suelen tener más éxito son las negativas. La valoración es visceral o mpf, porque esa es la tiranía de las redes sociales”.
“Todo el mundo quiere tener su opinión –apunta Alberto González–. El anonimato da bastante fuerza, y anima las críticas pueriles y completamente injustas. La serie tiene fallos, también los ha tenido antes, pero antes se era indulgente y aquí se ha ido a matar”.
La aceleración de la trama parece ser responsable de gran parte de los crujidos: “Siento ser la pedante que dice que, en los libros, todo está mejor explicado –continúa Cristina Macía–. Ojo, el final de la serie será prácticamente idéntico al final de la saga, porque George RR Martin ha dado las directrices de cómo iba a ser: que nadie espere grandes diferencias. Pero no es lo mismo tener unos cuantos folios por los que guiarse que miles de páginas. Se pierden profundidad y texturas”.
“Imagínate que estamos en 2013 –comenta Alberto González–. Martin les dice a los guionistas que no puede seguir así y que las tramas, grosso modo, incluyen que Shireen muera, que Melisandre es una bruja de 2000 años, el giro de Daenerys y el final del trono. No sabemos en qué contexto y de qué manera lo va a desarrollar: los guionistas no cuentan con el contexto de la red de novelas. Lo de la daga de Arya se les ocurrió hace dos temporadas. Quizá la resolución de Jaime tenga más perspectiva en la novela, probablemente. Más que carencias de arcos bien tratados, volvemos a lo mismo: la estructura se ha precipitado en exceso”.
Y, ¿qué ocurre con el mensaje feminista? Hasta Alexandria Ocasio-Cortez ha dicho que, bueno, que el final de la serie era otra oportunidad perdida para mostrar a mujeres de poder: "Forma parte de la utilización forzosa de una historia para una causa -comenta Rodríguez Prieto-. A ver si en estos tiempos de la izquierda regresiva nos enteramos de que la obra artística está por encima de las necesidad. El instrumentalismo parte del mismo punto de vista que aquello del arte degenerado".
-“Yo no sólo soy feminista, es que soy una feminista combativa -indica Cristina Macía-. Vaya, es que parece que los personajes femeninos no solamente han de ser fuertes, con iniciativa e independientes, sino que han de ganar siempre. Nuevamente, estamos ante una infantilización del asunto, y de una idealización peligrosísima: ¿qué pasa, las mujeres no pueden ser malas? Demasiadas mujeres en el poder habría sido un final tan estúpido e incongruente como el que proponía Samwell”.
“Para quienes han quedado satisfechos, el final es perfecto –prosigue Rodríguez Prieto–. Es un muy buen final de ejecución dudosa. ¿Por qué, qué ha pasado? No lo sabemos. Quizá se hubiera solucionado con más capítulos. Nos enteraremos cuando alguien haga un libro al respecto”.
“Yo creo que ha tenido que ver que los guionistas están ya pensando en Star Wars, con el chip en otras cosas: llevan un año ya trabajando en ese otro proyecto –añade Enrique Muñoz de Luna–. Aun así, se han cerrado círculos, que era muy complicado, y ha quedado el poso de la mejor serie de la historia a nivel de premios, audiencia, ejecución, producción. Y ha cambiado el modelo de consumo siendo la última gran serie que se ha consumido en lineal”.
En una línea del último capítulo, Tyrion Lannister dice: “No le gusta a nadie, debe ser una buena solución”. Parece un guiño de los propios guionistas: -“Para mí, esa frase indica que, en cierta manera, lo sabían: no creo que calibraran el cariño que se le tenía a la serie –reflexiona González–. Creo que el cierre de círculos y el juego especular ha sido magistral. Nos movemos muchas veces por lo visceral, pero creo que el tiempo pone todo en su sitio, y que el balance positivo gana”.
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