En la Nochevieja de 1996 Martes y Trece hizo su penúltimo especial. El dúo se reconcilió un tanto a regañadientes y en Emisión imposible llegaban a parodiar sus auténticas peleas con el presunto sabotaje a su propio programa porque les había salido muy mal. La pareja de las empanadillas, que en principio había sido un trío, iba muriendo de éxito y de cansancio. Josema y Millán no terminaron de comprender su misión humorística cuando todos los españoles les aguardaban mientras preparaban las uvas y la audiencia le recuerda idílicamente (demasiado idílicamente) porque la guasa y la parodia apenas aparecían en el televisor. Como mucho, el mejor regalo semanal era Caiga quien caiga, uno de esos programas con que Telecinco nos pidió de rodillas que les olvidáramos su etapa de las Mamachichos.

Lo dicho, aquella Nochevieja de Emisión imposible coincidía con uno de esos especiales musicales de Canal Sur en los que se gastaba como si no hubiera a haber mañana (que la Junta siempre aflojaba toda la guita en caso de detectarse agujeros) en el que una de las presentadoras de informativos, Mariló Montero, se convertía en Rita Hayworth a lo Gilda, porque la entonces señora Herrera siempre tuvo ese sueño. La musical Mariló formó parte de aquel Telepasión de Canal Sur junto a otros compañeros, un programa que tuvo escasa audiencia porque todo se lo llevó Millán en la Primera. Una y otro se van a encontrar por primera vez en un plató: en El pueblo más divertido de España en la cadena más aburrida, La 1.

Mariló mantuvo altas sus aspiraciones durante estos años y tras emigrar de la cadena andaluza, y en una TVE sin referentes, sus reflexiones matinales y sus sinceridades la pusieron en el primer plano. La presentadora navarra es así todos los días, pero muchos la descubrieron cuando le preguntó a Anne Igartiburu, flamante ante su estreno vespertino, si estaba "oxidada". De lo que en otros casos hubiera sido un defecto, Mariló lo ha remontado en virtud. Se ha convertido en la estrella de La 1, que es una cadena estrellada, y hoy es el recurso del prime time. Y ahí entra en juego el manchego Millán Salcedo, haciéndole cosquillas a las nostalgia, con sus dejes, sus gerundios y sus rasgeos a la garganta. Apelando al espíritu del Gran Prix, sin vaquillas que soltar, el tipo de Emisión imposible y la Gilda de Canal Sur de la Nochevieja del 96 intentan levantar los lunes de la cadena pública.