Floren Abad. El 'súper' de Gran Hermano

"Gran Hermano' me da lecciones de vida, año tras año"

  • Camuflado en su voz distorsionada, unas veces amable y otras irónica, toca poner cara a una de las figuras clave de todas y cada una de las ediciones del 'reality' : el 'súper'.

Le hace gracia que le consideren una especie de dios dentro de la casa, pero en cierto modo es así. Lo ve todo sin ser visto. La figura del súper es original del Gran Hermano español, ya que en el resto de versiones es llamado big brother. Camuflado tras esa inconfundible voz distorsionada, Floren Abad lleva ligado al formato desde la primera edición, aunque cuando le ha tocado estar a cargo de otros programas de Zeppelin TV no le ha quedado más remedio que ceder su lugar. Sí, ceder, porque nunca se ha ido, es un auténtico enamorado de su trabajo, el que un día también desempeñaron Roberto Ontiveros y Pepa Álvaro. Durante los meses que dura Gran Hermano, Floren -o el súper- pasa la mayor parte de su día en Guadalix de la Sierra, donde se encuentra la famosa casa de la televisión. Tanto es así, tanta es su dedicación, que a veces hace noche en el pueblo sin ni siquiera pasar por casa. Una entrega absoluta a un programa al que augura tanta vida como a "la liga de fútbol" y en el que Abad, siguiendo con la metáfora del balompié, es el jugador número 12.

-El 'súper', esa figura divina dentro de la casa de 'GH'...

-El súper es sólo esa voz distorsionada que habla con los concursantes pero no es un dios para nada, aunque me hace gracia que se vea así. Mi figura no es más que una pieza más de todo el engranaje que forma el equipo de este programa.

-¿Le gusta escucharse con esa voz en la tele?

-(Ríe). Hombre, a ver, tiene su explicación. Distorsionamos la voz porque además del súper están los que llamamos 'mini-súper', ya que yo no puedo estar las 24 horas del día durante todos los meses que dura el programa en mi puesto de trabajo. De este modo, todos sonamos igual. No queremos que los concursantes nos acaben identificando, deben abrirse con todos por igual. Aunque ahí dentro se agudizan los sentidos demasiado y siempre nos pillan en algún resquicio.

-¿Qué es lo mejor de ser el 'súper? ¿Y lo peor?

-Lo peor, si se puede considerar así, es que a veces te sientes como el árbitro del partido de fútbol. Lo mejor... Todo. El tú a tú con los concursantes, la empatía, lo que aprendes. Gran Hermano, para mí, supone una lección de vida año tras año. Es increíble lo que se llega a aprender del ser humano. El programa lo hace un equipo muy grande y nadie es más importante que nadie, pero en mi caso, particularmente, paso con los concursantes muchas horas y los llego a conocer muy bien. Nuestra relación es muy intensa, hay un feedback; al final acaban surgiendo lazos de amistad. Ten en cuenta que los veo sufrir, en momentos de alegría, de pena, de enfado… Acaban siendo un poco como mis hijos.

-Se define seguidor del programa, pero estando tan implicado ¿disfruta de Gran Hermano como otro espectador?

-Para mí es difícil, los que hacemos Gran Hermano no conseguimos disfrutarlo del todo porque tenemos que atender a miles de cosas, pero bueno en parte también lo disfrutamos, sí. A mí, personalmente, me gustan las relaciones humanas, como se hablan, como solucionan los conflictos, Gran Hermano es una gran escuela de vida y esto me engancha. Esas personas entran en una casa en la que todo su entorno desaparece de repente, con gente distinta y tienen que ir creando una nueva vida ahí dentro. Es muy complicado; desde nuestra zona de confort resulta fácil opinar qué harías o qué no, pero ésa es la grandeza de este programa.

-No oculta su devoción por el primer 'GH', sobre todo por el factor sorpresa. Después de 15 ediciones, ¿seguiría el programa si no trabajase en él?

-Sí, por supuesto. Cuando no fui súper, porque estaba en otros proyectos de la productora, seguía siendo fiel consumidor del programa. Ahora lo veo a todas horas y sé que seguiría haciéndolo siempre.

-Es de las pocas personas con las que los concursantes tienen contacto durante su 'encierro'. ¿Se siente, en parte, responsable de sus reacciones?

-Cuando entran al confesionario, mi misión es simplemente escucharlos, para nada es un interrogatorio policial, a veces incluso entran y lo que necesitan es estar en silencio cinco minutos sabiendo que yo estoy detrás. Con decirles un simple "hola, buenas tardes. ¿Cómo estás?" ellos ya empiezan a hablar, es el sitio donde se sienten cómodos, en el que nadie les va a dar una réplica. En el confesionario se sienten escuchados, en ningún caso opinamos o hacemos preguntas para llevar la convivencia por un camino u otro.

-Toca mojarse un poco. Todos somos humanos e imagino que habrá quien le caiga mejor y, por el contrario, con quien no haya empatizado lo suficiente.

-Como persona me puede gustar un perfil más que otro, o simplemente divertirme más, pero prometo que al final empatizo con todo el mundo. Todos tienen algo muy bueno y al final lo descubro; esto va mucho con mi personalidad porque soy bastante positivo. De verdad, te soy sincero, ningún concursante me ha caído mal. Por mucho que quieran aparentar o decir, ellos se abren mucho conmigo y cuando llevas tiempo conociéndolos te das cuenta que del primero al último son frágiles y vulnerables. Tienen debilidades y su corazoncito.

-La mayoría de los concursantes aseguran que entrar en la casa era el sueño de sus vidas. ¿Cómo se consigue esto? ¿Qué tiene 'Gran Hermano' para que se convierta en una meta?

-Gran Hermano lleva casi 15 años en antena y muchos de los concursantes han crecido viéndolo. Es una fábrica de sueños, como el que quiere ir a Nueva York. En la primera edición, Mercedes Milá dijo que el programa tiene tintes sociológicos, y es así. Lo increíble es que quince ediciones después esto no se ha visto modificado. Puedes seguir más el programa o menos, amarlo u odiarlo, pero a nadie dejan indiferente los distintos impulsos de los concursantes, creados por la propia magia de la casa.

-Usted lo ha dicho. Quince ediciones y sigue enganchando… ¡Si ya nada es un secreto!

-La gente quiere ver a un grupo de personas todos los años y ver como se relacionan entre ellos. Es la esencia del reality con diferentes contenidos. Es como el que ve una liga de fútbol, es lo mismo con distintos resultados.

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