El inicio de una nueva campaña agrícola marca en Almería el comienzo del curso y, sobre todo, pone sobre la mesa las demandas de un sector que ha situado a nuestra provincia a la vanguardia mundial en producción de calidad, innovación y sostenibilidad. La agricultura almeriense es, sin duda, un referente; un espejo en el que se miran muchos países, que visualizan en nuestro campo un modelo de éxito que no se podría entender sin el esfuerzo y el sacrificio de tantos agricultores.
El comienzo de la actividad en las explotaciones agrícolas supone una nueva oportunidad para seguir haciendo del agro nuestra mejor seña de identidad. Por eso, cada año, en estos primeros días de temporada, me gusta visitar un invernadero y charlar con los protagonistas directos del conocido en todo el mundo como ‘Modelo Almería’ y conocer su ilusiones y también sus inquietudes.
Este año, he visitado una finca en el paraje de Bellavista, en El Alquián. Y qué alegría comprobar que al frente de la misma está una mujer, Pepi Mañas Chacón, que representa a esa generación de mujeres que van ganando visibilidad y responsabilidad en el campo. Las mujeres jóvenes ya no están dispuestas a ocuparuna posición secundaria y eso es una magnífica noticia.
Junto a su pareja, José Gabriel Escámez Hernández, y al concejal de Agricultura, Juanjo Segura, he podido comprobar que la clave del éxito mundial de la agricultura almeriense no es lo que se compra, se vende o se come. La clave está en lo que no se ve, pero hace posible todo lo que luego se compra, se vende o se come, el trabajo silencioso de miles de personas que dan de comer sano a 500 millones de europeos.
Son trabajadores y trabajadoras que ponen en el cultivo su esfuerzo, su ilusión y su proyecto de vida para exportar los productos más saludables del mundo, pero no pueden hacerlo a cualquier precio. La mejor agricultura necesita precios justos, pues no es razonable trabajar a pérdidas con unos desequilibrios en el mercado que son desproporcionados. No es razonable que, por ejemplo, el tomate se pagara en origen a 0,40 euros el kilo en septiembre del pasado año, mientras el consumidor lo compraba a 2 euros de media. Es decir, el precio se multiplicaba por cinco en el supermercado mientras el agricultor vendía por debajo del coste de producción.
Si hay algo que caracteriza a nuestra agricultura es la capacidad para sobreponerse a las adversidades, pero es más necesario que nunca que los márgenes sean rentables para poder seguir trabajando. Incido en este punto fundamentalmente porque es la principal demanda del sector, tal y como me transmitieron Pepi y José Gabriel, especialmente en un contexto marcado por la subida galopante de los costes de producción.Pero también hay dos claves más que van a condicionar esta campaña: el agua y la competencia desleal.
Almería es una tierra seca y las administraciones competentes tienen el deber de invertir en infraestructuras hidráulicas para combatir la escasez de lluvias. Y creo que, en ese sentido, estamos encontrando una aliada en la Junta de Andalucía, que se pone de manifiesto con la aprobación del tercer decreto de sequía para que en la capital dispongamos de 15 hectómetros cúbicos más de agua regeneradas al año gracias a la aprobación del terciario en la depuradora de El Bobar y de la ampliación de la de El Toyo, reivindicaciones históricas de los agricultores.
Pero también necesitamos la sensibilidad del Gobierno de España, en forma de financiación y control, para garantizar el agua y establecer los mecanismos necesarios que regulen la entrada de productos de terceros países. Almería está llamada a seguir liderando el sector agrícola en el mundo y en el Ayuntamiento siempre seremos receptores y altavoces de sus necesidades.
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