María Eugenia Limón.

La Diputación de Huelva tiene entre sus objetivos contribuir al desarrollo integral y sostenible de la provincia y, en consecuencia, impulsar los sectores productivos claves para ese desarrollo. El agroalimentario lo es, y supone además uno de los principales activos de la marca Huelva, con productos que son embajadores de nuestra provincia dentro y fuera del país.  

La asignación presupuestaria es un reflejo del compromiso que tenemos con el impulso permanente de este sector, ‘esencial’ para Huelva y su desarrollo sostenible en las tres vertientes: social, económica y medioambiental.

En este sentido, dedicamos una subvención directa nominativa para que las empresas productoras asistan a actos promocionales y a las principales ferias del sector, nacionales e internacionales. Asimismo, la Diputación Provincial de Huelva es patrocinadora institucional en el Congreso Internacional de los Frutos Rojos.

Siendo la innovación una de las líneas estratégicas de nuestro presupuesto y la igualdad una de las políticas transversales, hemos creado el Premio a los procesos y cultivos innovadores promovidos por la mujer rural en la provincia de Huelva.

También colaboramos con la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), asociación de agricultores y ganaderos de la provincia muy implicada en la defensa de las condiciones laborales de los temporeros.

La innovación tecnológica aplicada a cualquier sector es una garantía de viabilidad futura. La agricultura en Huelva es una actividad económica consolidada y en constante evolución, por eso nos hemos marcado como objetivo implementar iniciativas encaminadas a una agricultura de precisión, productiva y sostenible.

El Centro Agroexperimental de Empresas de la Diputación, dispone de laboratorios de ensayo y ofrece a los agricultores y empresas del sector un total de diez parcelas con suministro de agua de riego y electricidad para cultivos experimentales como la pitaya, el espárrago, el aloe vera, la estevia, o las micorrizas, así como la recuperación de variedades autóctonas. Es imprescindible facilitar la incorporación de la tecnología más sobresaliente para una correcta gestión de las explotaciones.

Somos la segunda provincia exportadora de Andalucía, lo que traducido a cifras supone 4.948 millones de euros, el 16,6% del total andaluz. Contamos con sectores que son, no solo esenciales, como se han revelado durante estos difíciles momentos de pandemia, sino que además son punteros en todo el mundo, sinónimo de calidad y excelencia, con un centro logístico de referencia para más de quinientos millones de consumidores extranjeros.

La agricultura representa aproximadamente un 7% del PIB de la provincia, con un volumen de ventas de 1.259 millones de euros.

En cuanto al empleo, la agricultura mantiene activa a un 18,5 % de la población de la provincia y es una actividad íntimamente ligada a las zonas rurales, que hoy da vitalidad y riqueza a los pueblos, con cultivos tan rentables como los frutos rojos.

Pero el mundo rural se enfrenta al grave problema de la despoblación, que amenaza su existencia, por esta razón estamos orientando nuestras políticas y nuestros recursos materiales y humanos hacia la corrección de los desequilibrios demográficos, con el objetivo de fijar la población al territorio, mediante la garantía de los servicios públicos de competencia local y el fomento del desarrollo económico y social de carácter endógeno, como es el caso de la agricultura y la ganadería.

Somos conscientes de lo importante que es garantizar la pervivencia del sector primario para que subsista la población en el mundo rural. Entre las actuaciones que irían vinculadas a este objetivo están la de restaurar los ecosistemas, el paisaje, regenerar la tierra, introducir nuevos cultivos alternativos, así como la expansión de la agricultura regenerativa.  Y es precisamente esta línea en la que se sitúan los programas piloto que estamos desarrollando en cinco pueblos del Andévalo, en colaboración con el Observatorio La Rábida de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático. 

El trabajo en el campo ha sido, es y será esencial para la vida, y la generación de empleo, entre 80.000 y 100.000 puestos de trabajo cada campaña. Las cifras del paro del mes de enero le dieron a Huelva el mayor descenso de Andalucía por el efecto tractor de la agricultura. Y en marzo ha recabado las mejores cifras de España.

El futuro 

Para seguir avanzando tenemos que garantizar el acceso a las nuevas tecnologías en las zonas rurales, para que tanto los empresarios como los trabajadores puedan desarrollar al máximo sus aspiraciones. La disponibilidad de agua debe estar asegurada en una zona, además, extremadamente sensible en su equilibrio medioambiental. El nuevo túnel de San Silvestre garantizará la seguridad hídrica a toda la provincia de Huelva y nos dotará de recursos suficientes para el regadío, pero también para el abastecimiento y el uso industrial del agua.

Necesitamos invertir en una investigación que aporte nuevas formas de mejoras la eficiencia del cultivo. La digitalización, innovación y la continuidad del trabajo en la IV y V gama dejarán mayor valor añadido en el territorio. 

La sostenibilidad, dentro del compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, está también presente con el nuevo reto marcado “de la granja a la mesa”, que limita los residuos de plaguicidas, plásticos y aditivos.

La internacionalización es decisiva, para romper el techo de la exportación en un mercado ya prácticamente saturado. Y la diversificación, con variedades y cultivos que rompan la estacionalidad y que puedan aprovechar los canales de comercialización existentes y el nicho de clientes de los frutos rojos.

Desde la Diputación de Huelva vamos a seguir trabajando para garantizar el futuro de la industria agroalimentaria, un sector que mantiene a la provincia proporcionando riqueza, empleo y productos de excelente calidad. En definitiva, bienestar y desarrollo de los pueblos y de su gente.