Un 38% de jóvenes ha sufrido violencia sexual facilitada por alcohol o drogas en fiestas
Un estudio revela que la mayor parte de las agresiones procedía del propio círculo de amigos
Las mujeres tienen un riesgo tres veces mayor que los hombres de sufrir este tipo de violencia
El 42% de las víctimas de los delitos sexuales en España en 2023 fueron menores
Madrid/Cerca del 38% de la población de entre 18 y 35 años ha sufrido alguna vez algún tipo de violencia sexual facilitada por el uso de drogas en contextos de fiesta, según un estudio del grupo de investigación en Ciencias Químicas y Forenses (Cinquifor) de la Universidad madrileña de Alcalá de Henares.
El estudio, en el que han participado 1.600 jóvenes, revela que la mayor parte de las agresiones procedía del propio círculo de amigos y que las mujeres tienen un riesgo tres veces mayor que los hombres de sufrir este tipo de violencia, en las que predomina el consumo del alcohol, mientras que los casos de sumisión química no llegan al 5%.
El trabajo, publicado en la revista Science Direct, proporciona un "enfoque completo y actualizado sobre el problema de la violencia sexual facilitada por drogas (VSFD) en contextos de fiesta juvenil en España", indica la universidad en un comunicado.
Los resultados del estudio ponen de manifiesto la "alta prevalencia y complejidad" de este problema, que contrasta con la visión simplificada que caracteriza la opinión popular generalizada.
La cifra de 37,9% de jóvenes agredidos alguna vez en contexto de ocio incluye todo tipo de aproximaciones sexuales no deseadas consistentes en tocamientos, besos, masturbación por terceros, sexo oral y penetración vaginal o anal.
La novedad del estudio es haber analizado una muestra real de 1.601 jóvenes, mientras que otras investigaciones realizadas hasta ahora sólo contaban casos forenses denunciados, y que también se ha investigado el grado de parentesco y la relación existente entre víctimas y agresores.
"Hemos observado que predominan aquellas agresiones perpetradas por personas pertenecientes al círculo íntimo de la víctima", según el investigador principal del proyecto, Pablo Prego.
"Estamos ante un grave problema de salud pública que requiere acción urgente. Es necesario aumentar la sensibilización social sobre la conducta oportunista de quienes aprovechan la vulnerabilidad sexual potenciada por el consumo voluntario de sustancias, fundamentalmente alcohol", asegura.
Conductas oportunistas
El estudio también confirma que la mayoría de los agresores actúan aprovechándose de estados de vulnerabilidad potenciados por los efectos psicoactivos de sustancias "consumidas voluntariamente".
La conducta oportunista se confirma en al menos 70% de los casos, mientras que la administración proactiva de sustancias a la víctima por parte de la persona agresora (sumisión química) no llega al 5% de los casos, por lo que la mayoría de los casos se produce en condiciones de la llamada 'vulnerabilidad química'.
Una de cada dos mujeres jóvenes (48,4%) ha sido víctima de esta forma de violencia sexual alguna vez, frente a uno de cada cuatro hombres (27%).
Respecto a los agresores, el 91,4% de los casos de VSFD contra mujeres son perpetrados por un solo hombre, mientras que las agresiones grupales suponen el 6,2%.
A su vez, en las agresiones contra hombres, el 57,2% son perpetradas por una sola mujer y un 5% por un grupo de mujeres.
El alcohol es, con diferencia, la sustancia bajo cuyos efectos se encontraba la víctima en la gran mayoría de los casos (79% en agresiones a mujeres y 83,3% en hombres).
Le sigue de lejos el cannabis (8,9% en mujeres y 15,7% en hombres), mientras que las conocidas como drogas de la violación (burundanga o escopolamina, ketamina y GHB) están involucradas en una minoría de casos (2,6% en mujeres y 4,3% en hombres), aunque son los más mediáticos.
Si la agresión se produce en un local de ocio, se recomienda dirigirse inicialmente a los responsables del mismo y, especialmente, pedir ayuda al grupo de amigos que esté con la víctima, recuerda la Universidad de Alcalá (UAH).
Se debe acudir inmediatamente a un centro hospitalario, a la Policía o a un centro de atención a la violencia de género, sin lavarse ni cambiarse de ropa, para facilitar la toma y análisis de cualquier muestra y administrar un tratamiento profiláctico frente a posibles enfermedades de transmisión sexual.
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