Viernes Santo en Córdoba: un día sublime en el que bendecir y abrazar la cruz

Segundo día, tras el Jueves Santo, en el que todas las hermandades de la jornada realizan estación de penitencia en una ciudad completamente entregada

Horarios y recorridos de los traslados de la Merced y la Estrella en el Sábado Santo de Córdoba

La Virgen de los Dolores camina por las calles de Córdoba
La Virgen de los Dolores camina por las calles de Córdoba / Luis Navarro

Córdoba/El Viernes Santo es una de las más representativas y profundas conmemoraciones del cristianismo. Es el quinto día de la Semana Santa y en él se recuerda la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret. En este día, la Iglesia Católica manda a sus fieles guardar ayuno y abstinencia de carne como penitencia. Otros grupos cristianos -como ortodoxos, anglicanos, luteranos, metodistas y ortodoxos orientales- también recuerdan esta fecha.

Si para la Iglesia Católica el Jueves Santo es el día del amor fraterno, el Viernes Santo es el día en el que cada cual debe asumir su cruz, eso que le sobrepasa en la vida, que incluso en algunos casos lo martiriza, eso que le hace sufrir; pero es una invitación a asumir la cruz no con resignación, sino con la valentía con la que al final Jesús asumió la suya camino del Gólgota. Es el día del sacrificio supremo para la redención de la humanidad.

El Viernes Santo es en Córdoba capital el día de las estaciones de penitencia de la Soledad, la Expiración, la Conversión, el Descendimiento, los Dolores y el Sepulcro. Aunque realmente la corporación que abre la jornada en la madrugada es la Buena Muerte, que partió en el filo de la medianoche que supone el paso del Jueves Santo al Viernes Santo de la Real Colegiata de San Hipólito para recorrer las calles durante cinco horas y media con los pasos del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y de Nuestra Señora Reina de los Mártires.

La franciscana La Soledad es la primera hermandad en poner su cruz de guía en la calle en la jornada de tarde. Antes, por la mañana, la cofradía de la Caridad celebró su tradicional vía crucis de Viernes Santo con su Crucificado acompañada por el Primer Tercio Gran Capitán de la Legión, unidad de infantería de élite del Ejército de Tierra de España, cuyos integrantes son hermanos honorarios de esta hermandad que el año pasado no pudo celebrar por la lluvia ninguna de sus dos citas -ni la de su estación de penitencia en Jueves Santo, ni la del vía crucis del Viernes Santo-.

Nuestra Señora de la Soledad por la plaza de la Magdalena
Nuestra Señora de la Soledad por la plaza de la Magdalena / Miguel Ángel Salas

Soy un hombre a quien la suerte / Hirió con zarpa de fiera / Soy un novio de la muerte / Que va a unirse en lazo fuerte / Con tal leal compañera. Los legionarios declaran así su amor a ese Cristo crucificado con rostro sereno y cuerpo torsionado. Por ir a tu lado a verte / Mi más leal compañera / Me hice novio de la muerte / La estreché con lazo fuerte / Y su amor fue mi bandera. Impresionante el Señor de la Caridad en su caminar tumbado sobre hombros legionarios.

Como impresionante es el dolor de Viernes Santo del rostro de María Santísima de la Soledad, dolorosa año a año más venerada en el Distrito de Levante. José es hermano de la Soledad desde prácticamente la fundación de la hermandad, en 1975, y recuerda que la corporación, que entonces estaba acogida en la iglesia de Santiago, reunida en cabildo extraordinario de hermanos, tomó la decisión de trasladar su sede canónica a la parroquia de Santa María de Guadalupe, situada en el Distrito de Levante, debido al carácter franciscano de esta.

"Este cambio estuvo a punto de llevarse a cabo en los años 80 del pasado siglo, cuando la hermandad no tenía una sede canónica fija a causa del incendio que sufrió la iglesia de Santiago, pero esta iniciativa no caló entre los hermanos de aquel entonces", rememora. "Llevamos poco tiempo en Levante, pero se nota que poco a poco Levante está haciendo suya a la hermandad; para comprobarlo no hay nada más que contemplar esos balcones del distrito en los que los vecinos han colgado fotos con la imagen de la Soledad", insiste.

Levante poco a poco se ha identificado con la Soledad, como Electromecánicas está identificado hasta el tuétano con la Conversión. Es más, el de Electromecánicas es un barrio rendido a la Conversión, hermandad que tiene su sede canónica en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, iglesia en la que en cada salida procesional de Viernes Santo hay quien demanda al Obispado "que ya es hora de que lo arreglen, porque su fachada está de pena, y mira que es una iglesia bonita", refiere Soledad López, una vecina del barrio. " Y muy devota de la Conversión", deja patente y muy claro.

Imponente paso del Cristo de la Conversión
Imponente paso del Cristo de la Conversión / Miguel Ángel Salas

La primera y segunda levantá ordenadas por el capataz Enrique Garrido a su cuadrilla de costaleros del impresionante paso de misterio, en el que están representados en el Gólgota Cristo y los ladrones crucificados a su lado, son toda una declaración de intenciones para con Electromecánicas. La primera "por los vecinos del barrio"; y la segunda "por los enfermos del barrio". Levantás ejecutadas solo a unos metros de una residencia de mayores a la que de alguna manera también van dedicadas, la de María Auxiliadora, como destaca Rosa Pérez, quien acaba de visitar en la misma "a una familiar muy cercana".

La tercera hermandad de la tarde del Viernes Santo en poner su cruz de guía en la calle es la de la Señora de Córdoba, la de Nuestra Señora de los Dolores Coronada. Palabras mayores. "Madre, un año esperándote", grita uno de los residentes de la residencia que lleva el nombre de la imagen mariana servita. La Señora de Córdoba es recibida por la escolanía del Colegio de la Divina Pastora, que la va a acompañar durante el cortejo.

La talla de Nuestra Señora de los Dolores Coronada, realizada en 1719 por el imaginero cordobés Juan Prieto, "es el vivo reflejo del Viernes Santo, con su corazón atravesado por esos puñales en una imagen que simboliza el dolor infinito que se sufre con la pérdida de un hijo y esas lágrimas de desesperación. Es la vida misma", comenta otra de las residentes, que no puede contener la emoción. Le ponen banda sonora a la estación de penitencia la Banda de Cornetas y Tambores de la Coronación de Espinas, al Cristo de la Clemencia, y la Banda Sinfónica de Dos Torres, a la Virgen de los Dolores.

La cuarta hermandad en poner su cruz de guía en la calle es la de la Expiración, una puesta en la calle con muchísima expectación en San Pedro. El día invita a esperar a una de las hermandades más antiguas y emblemáticas de Córdoba, con raíces que se remontan al siglo XVII, en uno de los lugares perfectos para contemplarla, a la salida de su templo. No es el único lugar.

Si se le pregunta a una de esas personas que se organizan para vivir un Viernes Santo de procesiones en Córdoba insistirá en que "no hay que perderse el paso de la Expiración por la calle de San Fernando antes de acceder al entorno de la Mezquita-Catedral. Es impresionante", refiere Irene Montes, quien inmortaliza con su móvil el cortejo procesional desde la Cruz del Rastro.

Lo hace antes de que el Descendimiento salga en procesión desde la parroquia de San José y Espíritu Santo, repitiendo una escena vivida en Domingo de Ramos con la hermandad hermana de la Vera-Cruz como protagonista. Porque tanto el Descendimiento como la Vera-Cruz son las hermandades del Campo de la Verdad y el Campo de la Verdad se vuelca con ellas.

El Descendimiento en su barrio del Campo de la Verdad
El Descendimiento en su barrio del Campo de la Verdad / Miguel Ángel Salas

Los aledaños de la parroquia de San José y Espíritu Santo son un hervidero de vecinos dispuestos a arropar al Descendimiento, al igual que lo hicieron con la Vera-Cruz. Y todo apunta a que se va a cumplir el deseo que la hermandad del Campo de la Verdad del Domingo de Ramos expresó a la salida de su templo con una levantá del paso de misterio.

Entonces, el rojiblanco de los trajes de nazareno de la Vera-Cruz inundaba un momento en el que, cuando esta cofradía discurría, tras su salida, junto a una puerta abierta en la que se veía a los titulares del Descendimiento, el capataz del paso de Nuestro Padre Jesús de los Reyes, Rafael Salado, se dirigió a su cuadrilla de costaleros con el objetivo de esa levantá muy especial: “Va por ellos. Porque tengan una buena estación de penitencia el Viernes Santo”.

Y el Viernes Santo cordobés de 2025 ese deseo de la hermandad de la Vera-Cruz se acaba convirtiendo en algo así como una especie de profecía que bien podría haber salido de los labios de Jeremías, Isaías, Ezquiel o Daniel, la de la estación de penitencia perfecta del Descendimiento, en un día en el que en Córdoba hay dos pasos del sevillano Amadeo Ruiz Olmos en la calle, el del Santísimo Cristo del Descendimiento (de 1937) y el Santísimo Cristo de la Clemencia, de la hermandad de Los Dolores (de 1939).

Virgen del Rosario, de la hermandad de la Expiración
Virgen del Rosario, de la hermandad de la Expiración / Luis Navarro

Virgen Santa, Virgen pura, vida, esperanza y dulzura del alma que en ti confía / Madre de Dios, Madre mía, mientras mi vida alentare / todo mi amor para ti, más si mi amor te olvidare / Madre mía, Madre mía, aunque mi amor te olvidare / tú no te olvides de mí. Esa madre es Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad, la imagen mariana del Santo Sepulcro. Y ese canto es el que acompaña su salida de la parroquia de la Compañía, interpretado por la Coral Polifónica Cantabile.

Tanto los pasos de Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro como el de Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad son dirigidos por uno de los capataces Champions de la Semana Santa de Córdoba, un genio a la hora de dirigir el discurrir de los pasos desde hace ya muchos años por las calles de la ciudad, Luis Miguel Carrión, Curro. Bajo sus órdenes, el Santo Sepulcro completa un Viernes Santo en Córdoba convertido en un día sublime en el que Jesús vuelve a invitar a que cada uno bendiga su cruz, la abrace, cargue con ella y lo siga.

Salida del Santo Sepulcro de la Compañía
Salida del Santo Sepulcro de la Compañía / Luis Navarro
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