Santo sepulcro

De riguroso luto por la muerte de Jesús

NI un alfiler cabe en la plaza de la Compañía, donde se ha dado cita una multitud muy cosmopolita que espera a que se abran las puertas de la iglesia. Hay quien incluso se ha encaramado como ha podido al Triunfo de San Rafael que preside la plaza, mientras una turista francesa, ataviada con un sombrero cordobés, grita en perfecto castellano un "olé, olé, España, el Santo Entierro" cuando ve aparecer por la puerta al primer nazareno de rigurosísimo luto. Su pareja la calla, como callada se queda la plaza cuando los costaleros de Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro realizan verdaderos movimientos de ingeniería para conseguir que el impresionante paso del yacente no salga dañado de la hazaña en que se convierte cada año sacarlo de la iglesia. Detrás del Señor, un trío de capilla rompe el silencio y alivia el luto, luto que llevan hasta los cirios de los nazarenos, teñidos de tinieblas.

Un luto que impresiona, y mucho, como impresiona a todos los presentes ese paso de estilo neomanierista dorado y policromado en color negro con aplicaciones de plata de ley e iluminado con cuatro grandes faroles octogonales en las esquinas, que fue realizado sobre una idea de Jorge Mellado Lucena y que se estrenó en la tarde del Viernes Santo de 2007 -el Cristo es anónimo de finales del XVI-.

Cuando el paso ha dejado ya la plaza de la Compañía, desde el Triunfo de San Rafael, subidos a hombros de sus respectivas madres, los pequeños Alberto y Carlota se quedan sorprendidos al mirar a su alrededor y ver decenas y decenas de brazos levantados, móvil en mano, intentando capturar la mejor imagen para la posteridad. Y se vuelven a quedar aún más sorprendidos cuando en la oscuridad que se divisa tras las puertas de la iglesia observan cómo se acerca un mar de pequeñas luces flotando en el aire. A los pocos segundos entienden que se trata de las velas del paso de Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad. La Virgen luce un nuevo manto que ha sido realizado con la técnica de brocatel con hilos de oro, plata y seda, confeccionado según diseño de uno de los hermanos del Santo Sepulcro, José Juan Fernández Martínez, continuando la línea de los faldones del paso de palio, que es tan difícil de sacar de la iglesia como lo es el de Cristo yacente y tras el cual desfila la Agrupación Coral Polifónica Cantabile.

Al lado de los pequeños, unos jóvenes con acento entre castellano e italiano preguntan quienes acompañan a la Virgen. Alguien les responde que Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad realiza su cortejo junto a San Juan y María Magdalena. La Historia cuenta que el Santo Sepulcro presentó hace 20 años un paso hasta entonces inédito en la ciudad, con la Virgen y dos imágenes más que completan una escena de duelo que pese a su rigurosa innovación dio al conjunto tintes decimonónicos. Porque, por momentos, la estética de la estación de penitencia lleva a quien la contempla a sentirse en algún siglo anterior.

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