Llevan, literalmente, la mayor parte del peso -físico- de la Semana Santa y lo hacen con total pasión, devoción y fe. Debajo de las trabajaderas pasan más horas de las recomendadas por los especialistas, pero son los encargados de portar los pasos. Son los costaleros que sacan a los titulares de las cofradías desde puertas demasiado estrechas o pequeñas o que hacen giros imposibles para que el palio o el paso de misterio lleguen hasta carrera oficial. Pues bien, a pesar de esa devoción y fe inmensas, el esfuerzo físico que hacen durante cada procesión también se paga y, con creces, en distintas partes del cuerpo una vez que acaban los cortejos procesionales.

Desde hace varios años, la Agrupación de Hermandades y Cofradías ofrece a los costaleros un servicio de fisioterapia una vez que comienza la Semana Santa. Este año, es la Clínica Gema León la que está desarrollando esta labor. Su responsable es Gema León, fisioterapeuta desde hace dos décadas, quien no tiene reparos en asegurar que una vez que concluya la Semana de Pasión de Córdoba puede que vayan a superar el centenar de costaleros atendidos. Por ejemplo, entre el Lunes y el Miércoles Santo hasta la clínica -ubicada en la calle Isla Menorca- acudieron 75 costaleros requiriendo su atención tras las procesiones. Pero, ¿cuáles son las dolencias más frecuentes de estos hombres? Pues, según expone León una de las más comunes es la rotura fibrilar en la musculatura de la espalda, además de las consabidas contracturas musculares por toda la columna. Pero aún hay más, porque los fisioterapeutas de esta clínica también atienden estos días a pacientes que llegan con "el síndrome de compresión neurovascular de escalena", anota León, quien explica que esta afección ocurre cuando "se atrapa un nervio detrás de la clavícula e irradia dolor al brazo".

Las lesiones más frecuentes son las roturas fibrilares en la espalda

A todas estas dolencias, continua la también profesora del grado de Fisioterapia que ofrece la Universidad de Córdoba, se suman patologías en las piernas -cuando se cargan los gemelos- y las lumbalgias.

La especialista anota que todas estas dolencias dependen de "la preparación física" de cada costalero. Cada vez que uno de ellos llega a la clínica "primero se hace una exploración para ver de dónde tiene el dolor y de dónde puede venir", subraya. En la mayoría de los casos, continua, "llegan con la musculatura retraída". Una vez sabidas las dolencias, alguno de los seis fisioterapeutas que trabajan en esta clínica desarrollan el tratamiento preciso con cada costalero durante media hora o 45 minutos "según sus necesidades". "Son personas que se comprometen con la Semana Santa y tienen una pasión incalculable", sostiene.

Para evitar lesiones, León también ofrece una serie de recomendaciones a los costaleros. Una de ellas es la de que "estiren antes" de que comience la procesión, que se hidraten "y se coloquen en su puesto y no en otro", ya que la diferencia de altura entre unos y otros también puede provocar daños a la hora de llevar el paso. Y una vez que ya las tienen, otro de los remedios que señala es que se pongan hielo sobre la zona donde apoyan el paso para "bajar los hematomas".

León avanza que para mejorar futuros tratamientos desde su establecimiento quieren hacer un estudio personal de cada costalero que acuda para "concretar sus fortalezas y debilidades" y ellos conozcan también "cuáles son sus músculos más potentes". Algo que les servirá a la hora de llevar los pasos con menor daño físico.