Semana Santa

La ciudad también estrena

  • El desacierto de los pronósticos meteorológicos hace a los cofrades albergar esperanzas para la semana

LOS estrenos del Domingo de Ramos siempre han sido individuales. La camisa, la rebequita de entretiempo, los zapatos. Los estrenos colectivos se dan tan de tarde en tarde que a la memoria le cuesta trabajo encontrar en último. Para que esto no suceda en el futuro, dejamos aquí constancia de la nueva carrera oficial que Córdoba estrenó ayer.

Bien, es cierto tampoco ha cambiado tanto con la del año pasado y que no será la carrera oficial del futuro, puesto que tarde o temprano se trasladará de forma gozosa a las inmediaciones de la Catedral, cuando las hermandades más remisas se decidan al fin a dar el paso al frente necesario de cruzar con la cabeza bien alta la Puerta del Perdón. Mientras tanto, y ojalá sea por pocos años, seguimos con la carrera oficial de Claudio Marcelo y la plaza de las Tendillas.

 

No ha cambiado mucho y, a la vez, sí lo ha hecho. Pese a contar con el mismo recorrido e idéntico número de metros, el aspecto ha cambiado considerablemente respecto al año pasado. La incorporación de 86 palcos nuevos es notable en la calle Claudio Marcelo, donde en los últimos días han llamado la atención de los transeúntes al ver que las estructuras se alzaban donde antes sólo había sillas.

 

El público del Domingo de Ramos es mucho de echarse a la calle y patear el Centro antes de apalancarse en una esquina para ver la Borriquita. La tradición manda que hay que tapear algo al mediodía antes de tirar para el Puente Romano o para Santiago para ver en la calle a las dos primeras cofradías de la tarde.

 

En la mañana de ayer era frecuente ver a paseantes pararse para ver el nuevo aspecto de los palcos, de sus novedosas sillas blancas -todo un avance en este mundo tan tradicional- así como la perfección del forrado en tela que, por ahora, hasta resiste la prueba del vandalismo. 

 

También llamaron la atención los maceteros que protegen los diversos pasillos que hay entre los palcos para facilitar la movilidad de las personas así como las mamparas situadas al inicio de la carrera oficial, al igual que la que montó el gobierno municipal de IU en la esquina del instituto. Su objetivo no es otro que crear pasillos libres de público tanto para agilizar el paso de los peatones como pata tener vías de emergencia en caso de necesidad. 

 

Llegó a la carrera oficial la Cofradía de la Borriquita y lo hizo de diferente manera a la del año pasado. En esta ocasión no repitieron la experiencia de hacer estación de penitencia en la Catedral, algo que les costó prácticamente el desmantelamiento del cortejo y regresar a San Lorenzo con los efectivos muy mermados por el cansancio. Ayer volvieron a su itinerario tradicional, pero esta circunstancia no se notó en el número de niños que acompañaron a sus titulares.

 

Conforme avanzaba el Domingo de Ramos se confirmó que la predicción meteorológica quedaba en papel mojado, valga la comparación. Los porcentajes de probabilidad de precipitaciones que tanto asustaron el sábado a los cofrades quedaron en nada y los cortejos procesionales salieron a la calle sin plantearse la más mínima duda.

 

En las primeras horas de la tarde el sol descargó con toda su fuerza en las calles del Cerro, mientras la cofradía del Amor avanzaba entre las casitas blancas y los nazarenos de las Penas de Santiago iban ocupando una atestada calle Agustín Moreno.

 

Sin que el peligro de precipitaciones hiciera su aparición por el horizonte, el fuerte aire sí hizo acto de presencia cuando la Cofradía de la Esperanza salía de San Andrés o la del Rescatado llegaba a la plaza de San Agustín. Esta circunstancia hizo que, sobre todo por la noche, las candelerías estuvieran apagadas o con unos cuantos cirios encendidos de forma testimonial, como le ocurrió a la Esperanza, de regreso, por la plaza de San Miguel.

 

Todo discurrió normal y el fenómeno de las nuevas tecnologías hizo que muchos entraran en contacto con quienes se habían ido a Sevilla a ver las procesiones de allí. En la primera parte de la tarde se iban suspendiendo las salidas de una hermandad tras otra, mientras en Córdoba ocurría todo lo contrario. Los comentarios a través de Twitter dejaron testimonio del desencanto de los que marcharon y de la alegría de los que quedaron.

 

El desarrollo real de la jornada a la vista de las previsiones hizo que muchos cofrades se aventuren a decir que todo parece indicar que esta Semana Santa no va a ser tan mala como se podía imaginar hace sólo un par de días. Además, si se ve el pronóstico para lo que queda de Semana Santa se advierte que los porcentajes de probabilidad de lluvia no son tan severos como hace unos días. Salvo el Viernes Santo.

 

Está aún fresco en la memoria de todos el desastre vivido el año pasado, cuando una buena parte de las procesiones no llegaron a salir. Por eso hay tanta sensibilidad ante la más mínima nube, y por eso hay tanta alegría cuando el pronóstico falla.

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