La ciudad engulle a la bulla cofrade
La Semana Santa alcanza su cenit en la tarde-noche del Jueves Santo. Parece como si Córdoba, y más en concreto su centro urbano, engullera a la bulla cofrade al mismo ritmo que avanzan las manecillas del reloj. Ni tan siquiera son posibles las incómodas apreturas como las que se vivieron en la plaza de San Lorenzo para ver la salida del Calvario o las que se registraron en la plaza de Capuchinos para recibir a la Virgen de la Paz y Esperanza. Definitivamente no quedan huecos en la principales arterias por las que discurren los cortejos para contemplar la elegante estampa del Señor de la Caridad subiendo por la calle San Fernando y menos todavía para detenerse a contemplar la riqueza artística del guión procesional. La verdad es que sólo se ven las puntas de enseres como las cruces de guía y los estandartes, las copas de los ciriales y los picos de los capirotes por encima de la muchedumbre. La bulla que muestra el Jueves Santo no tiene parangón con la de ningún otro día de la Pasión y, como es lógico, tampoco en el resto del año.
"La calle es de todos", espeta el padre de un bebé mientras trata de encontrar un claro de gente en la calle Maese Luis, una de las perpendiculares de San Fernando y, por tanto, uno de los lugares de paso de la Caridad. Y no es que no le dejen pasar. El problema es que es materialmente imposible acceder desde la primera línea de público hasta el espacio más despejado que busca. Algunos ciudadanos se desplazan para que pueda bajar la calle, pero al final se topa con una barrera humana que impide que cumpla su objetivo. Con todo y, después de decenas de enfrentamientos dialécticos con algunas de las personas que aguardan la llegada del Señor de la Caridad, lo consigue y abandona el lugar en dirección a la plaza de la Corredera.
SAGRADA CENA
Pero la bulla en las calles no es algo exclusivo de céntricas vías como San Pablo, San Fernando, Capitulares o Alfonso XIII. También Poniente acoge a miles de personas para asistir al arranque de la estación de penitencia de la Sagrada Cena. A las 15:30, en torno a media hora antes de que la cruz de guía cruce el dintel de la parroquia de San Álvaro de Córdoba, el tramo final de la avenida de Guerrita está abarrotado de público y es imposible hallar hueco alguno de la primera fila para acariciar el dorado del imponente paso dorado de la Sagrada Cena y, por tanto, santiguarse a los pies de Jesús de la Fe.
El crecimiento artístico y humano que ha experimentado esta cofradía desde que se instaló en Poniente la deja ya a la altura de las que salen en un día que está repleto de corporaciones históricas. Tanto costales como camisetas de los componentes de la cuadrilla lucieron además la leyenda 1985-2010, lo que viene a decir que la hermandad cuenta ya con sus primeros 25 años de historia. Todo es muy distinto a la época fundacional en el barrio de la Trinidad. Ahora, a diferencia de entonces, tiene un barrio propio y miles de personas que no se quieren perder un cortejo especial que sale de Poniente y se desarrolla durante algo más de ocho horas.
NAZARENO
Pasadas las 18:00 el silencio y el luto inundan la plaza del Padre Cristóbal -frente a la iglesia del colegio Jesús Nazareno-, un lugar muy concurrido pero que respeta a ese Señor que, con la cruz a cuestas, camina en dirección a la plaza de las Tendillas. La procesión del Nazareno es la que marca de mejor manera los contrastes más acusados con el resto de la provincia. El sol y, a veces, el calor, marcan el inicio de una estación de penitencia que sigue pidiendo noche y sólo noche como antaño. Por eso, el camino de regreso es donde mejor se pueden observar los matices de esta cofradía, el gesto de dolor de su Virgen Nazarena y el bello palio de cajón que la cubre.
Salvado el caso de la Hermandad de la Buena Muerte, es la única cofradía del Jueves Santo que discurre en absoluto silencio. Sólo se escucha el suave racheo de los costaleros y el ruido del palio en las mecidas más bruscas.
CAÍDO
San Cayetano es una fiesta horas antes de que salga el conocido como Señor de los toreros, uno de los Cristos de mayor devoción de la ciudad. La bulla, como no podía ser de otra manera, cubre tanto la cuesta que conduce al convento desde la misma avenida de las Ollerías y la entrada al barrio de Santa Marina por la Puerta del Colodro. El fuerte vínculo que le une a la tauromaquia hace que se pueda ver este primer trayecto como un paseíllo triunfal de Nuestro Padre Jesús Caído y su Madre, la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad
Pero la bulla cofrade no se acaba cuando se trata de esta procesión. Los fieles acompañan a sus titulares hasta bien entrado en El Realejo y aguardan a su salida de la carrera oficial para emprender la vuelta a San Cayetano. Al igual en el caso del Nazareno, también es la noche la que deja escenas de mayor belleza. A las imágenes les cantan numerosas saetas y las lágrimas surcan las mejillas de sus devotos.
ESPARRAGUERO
La unión con el pueblo mexicano tiene lugar en la plaza del Cristo de Gracia cuando sale el Esparraguero desde el portón lateral del templo trinitario. La imagen del crucificado de brazos largos fue tallada en el país americano con cañaheja y ello le confiere una dosis alta de singularidad con respecto al resto. A todo ello hay que sumarle que este barrio es muy devoto de su Cristo de Gracia y que se calcó la escena del pasado Domingo de Ramos, cuando muchos centenares de cordobeses se acercaron a este enclave para contemplar la salida del Rescatado.
CARIDAD
Bien sea por su riqueza patrimonial, por los aspectos más estrictamente devocionales o por el incuestionable tirón de los legionarios, lo cierto es que la procesión del Señor de la Caridad es de las más seguidas y controvertidas de la Semana Santa cordobesa. El debate se abre en la calle San Fernando al escucharse el sonido de los tambores y las cornetas del Tercio Gran Capitán de la Legión.
Hay quien los ve como un elemento "totalmente accesorio" y otros que aseguran que su hermanamiento los convierte en "parte integrante" del cortejo de cada Jueves Santo. Pero, sea como fuere, pocos quieren perderse el paso de estos militares, menos estridentes en lo que a marcialidad se refiere que en años anteriores.
ANGUSTIAS
El arte cofrade en estado puro lo concentra la estampa de la Virgen de las Angustias en su salida desde la iglesia de San Pablo. Fue un desfile de despedida, ya que la titular de la cofradía abandonará la ciudad el próximo 12 de abril para someterse a un proceso de restauración en Sevilla.
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