Una ciudad convertida en Jerusalén lleva en volandas a la Borriquita

El cambio de hora deja casi sol el cortejo de la Entrada Triunfal en su salida desde San Lorenzo

Niños vestidos de hebreo en el cortejo de la Borriquita.
Niños vestidos de hebreo en el cortejo de la Borriquita.
R. C. M.

29 de marzo 2010 - 01:00

La ciudad se prepara para la procesión de las palmas horas antes de que la Borriquita cruce el dintel de la parroquia de San Lorenzo. En el entorno más próximo a este templo huele a nuevo, tanto por esa tradición tan enraizada de estrenar alguna prenda como por el propio despertar del azahar, una flor que convive aún con los frutos en algún que otro naranjo. La conjunción de ambos elementos es perfecta. La mañana recoge una escena absolutamente primaveral, una situación que aprovechan varios centenares de cordobeses para acercarse al barrio homónimo a la iglesia. Unos llegan por la calle María Auxiliadora, otros bajan desde El Realejo y Santa María de Gracia y hay quien accede desde la Ronda de Andújar. Da la sensación de que, al menos en la matinal del Domingo de Ramos, todos los caminos conducen a San Lorenzo para asistir a la apertura oficial de la Semana Santa cordobesa.

La Banda de Cornetas y Tambores de la Salud, precedida por su banderín -uno de los estrenos más destacados por su calidad y por el enriquecimiento que supone de la joven corporación musical- le anuncia a los vecinos de San Lorenzo que la Borriquita va a salir en apenas 20 minutos. Salen desde la calle Juan Palo, una de las vías perpendiculares con María Auxiliadora, y al ritmo del sonido de las cornetas, trompetas y tambores llegan hasta el lateral de la iglesia. Allí aguardan la salida del paso para interpretar el Himno Nacional que acompaña la primera maniobra de los costaleros.

A pesar de que el cielo está totalmente despejado, el cambio de hora de la noche anterior obliga a la cofradía a salir casi con una hora solar menos que en algunos de los años anteriores. Su luz apenas si llega a la plaza de San Lorenzo y tanto el paso de la Borriquita como el de la Virgen de la Palma no reciben rayo alguno hasta que no dejan la plaza en dirección a las calles Arroyo de San Rafael y Buen Suceso, donde el sol ya se cierne sobre la procesión.

Otro de los efectos que depara el buen tiempo en esta mañana de Ramos es la masificación de las calles, sobre todo de aquéllas que figuran en el recorrido de la estación de penitencia de la Entrada Triunfal. La riada humana es continua desde el mismo barrio de San Lorenzo hasta la carrera oficial, donde muchísimo público espera a los titulares en la intersección de las calles Alfaros, Alfonso XIII, Capitulares y San Pablo para llevarlos en volandas hasta Claudio Marcelo y encarar allí el camino hasta la plaza de las Tendillas.

El protagonismo de la chiquillería es otra de las características que marcan el cortejo y en esta ocasión no sólo porque cerca de un centenar de niños vestidos con hábito hebreo forman parte de las filas de la procesión, sino porque por primera vez la talla de una niña se incorpora a un paso procesional en Córdoba. Escoltada por dos mujeres, la nueva imagen de Sebastián Montes mira al Señor de los Reyes y, con un gesto pueril, parece animarlo a seguir en su camino triunfal por Jerusalén. Ayer no fue Jerusalén, sino Córdoba quien recibió con vítores y palmas a la Borriquita.

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