La expiración

Último suspiro de vida en San Pablo

  • La hermandad de la Expiración fue la última en salir de su templo y lo hizo pasadas las 19:30

Es la última salida de este Viernes Santo, penúltima de una semana que como todas se vuelve a escapar con fugacidad. Frente a los primeros días, más caracterizados por el bullicio de sus cofradías, hoy toca jornada de recogimiento, de luto y de cofradías con un carácter más serio. Apenas diez minutos antes de que la Expiración ponga su cruz de guía en la calle, una multitud se agolpa en la zona de Capitulares para reencontrarse con esta hermandad, que, debido a las inclemencias meteorológicas, sólo ha realizado estación de penitencia dos veces en los últimos cinco años.

Muchas de los devotos esperan junto a San Pablo -iglesia desde la que sólo sale esta cofradía después de que las Angustias se marchara hace dos años a San Agustín-, y otros ya se sitúan en los primeros tramos de la carrera oficial, por donde pasará el cortejo nada más salir de su templo para después bajar por Jesús y María con destino al templo mayor de la Diócesis.

Una vez que la rampas de acceso al templo, que facilitan las labores de salida de los costaleros, están preparadas, la cruz de guía de la corporación -unos minutos antes de la hora prevista- se deja ver bajo el atrio de San Pablo, y el cortejo de nazarenos, ataviados con túnica de cola y cubrerostro negro con cinturón de esparto, avanza lentamente en dirección a Capitulares en un cortejo marcado por la sobriedad y la disciplina del silencio.

Capitulares enmudece, y el sonido de los pasos de los costaleros que cargan el paso mientras ascienden la cuesta de la iglesia toma protagonismo en los alrededores de San Pablo. Los incensarios llenan de aroma los aledaños de la iglesia y anticipan la inminente llegada del Cristo de la Expiración. A los pocos segundos, la obra anónima de finales del XVII, acompañada de María Santísima del Silencio, se deja ver en la calle. Su imagen, cargada de dramatismo e intensidad -representa el momento en el que Jesús expira en la Cruz- cautiva a los presentes y avanza lentamente por Capitulares para enfilar carrera oficial bajo el acompañamiento musical de un trío de capilla que precede al paso.

La salida de Nuestra Señora del Rosario es lenta y dificultosa. El capataz manda los dos costeros por parejo a tierra y los costaleros plantan cara a las estrecheces de la puerta tras una ajustada maniobra. La cofradía ya tiene a sus dos pasos en la calle. Jesús recorre las calles de Córdoba en su último suspiro de vida.

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