Silencio amargo en San Basilio

INCERTIDUMBRE, temores, dudas se apropian poco a poco del ánimo de los fieles que esperan impacientes en San Basilio para ver la salida de la Hermandad de la Pasión. El cielo está cubierto de nubes negras y en el rostro de muchos ya se vislumbra que lo más probable es que ocurra lo peor.

Mientras tanto la junta de gobierno de la hermandad se encuentra reunida en la parroquia de la Paz para a abordar el porcentaje de riesgo de lluvia y, con posterioridad, deliberar sobre si es o no oportuna la salida del cortejo. Pero, tan solo unos minutos después, la decisión ya está tomada. "Por unanimidad hemos acordado no salir en estación de penitencia. El tiempo parece que ha mejorado un poco, pero las previsiones para esta noche dan lluvia", comenta el hermano mayor, Félix Pelayo, entre sus cofrades.

En el recuerdo de esta hermandad de barrio aún sigue viva la imagen del inesperado chaparrón que les sorprendió cuando celebraban en la calle su estación de penitencia hace ya siete años. "Es muy atrevido arriesgar por el patrimonio material de la hermandad y por nuestros cofrades, entre los que se encuentran muchos pequeños", asegura Pelayo. Tras conocer la noticia todos los hermanos guardan durante unos minutos un silencio amargo y deciden celebrar una misa en presencia de sus titulares, preparados desde hace horas para salir a la calle.

Este año la cruz de guía no abrirá el cortejo para adentrarse por las angostas callejas del Alcázar Viejo. Este Miércoles Santo los devotos se tienen que conformar con la imagen del Cristo de la Pasión, con su cruz a cuestas, y la Virgen del Amor en el interior de la Parroquia de la Paz, impregnados por un penetrante olor a incienso.