San Pedro se suma a la decepción

La hermandad opta por no salir por la amenaza de lluvia y deja con las ganas a los cientos de personas que abarrotaban la plaza

Un grupo de personas frente al Cristo de la Misericordia.
Un grupo de personas frente al Cristo de la Misericordia.
A. A.

28 de marzo 2013 - 01:00

EL ambiente era de día grande. A la expectación habitual que rodea la salida de la Misericordia de San Pedro se sumaba que era la última posibilidad de ver ayer una procesión. La algarabía en la Espartería, la Corredera y las zonas aledañas presagiaba la estampa de la plaza de San Pedro, llena, con los bares haciendo su agosto bajo un cielo azul eléctrico. Iban cerrando los comercios y se mantenía la ilusión de ver en las calles (Don Rodrigo, Lineros, Potro, San Fernando, Santa Victoria, Compañía...) al Cristo muerto en la cruz y la Dolorosa bajo palio del siglo XVI.

Faltaban unos 15 minutos para la hora de salida prevista cuando se extendió por la plaza lo que era más que un rumor: la decisión de la hermandad de no salir. El hermano mayor, Leopoldo Tena, explicaba poco después, junto a la puerta trasera de la iglesia, que no había un buen pronóstico meteorológico. "Ahora mismo no llueve, pero no tenemos garantías de que no lo vaya a hacer a lo largo del recorrido", indicó. Tena apeló a la responsabilidad y afirmó que en la hermandad "todo el mundo lo ha entendido". Media hora después, San Pedro abrió sus puertas.

Tena recordó unas palabras del Papa Francisco, "Jesús nunca se cansa de perdonar", y amplió la frase: "Tampoco se cansa de esperar". La hermandad, por otra parte, mantiene su actividad y "permanece abierta todo el año".

Los nazarenos iban saliendo y en el exterior la muchedumbre optaba por un amplio abanico de direcciones. No obstante, muchos se mantuvieron en la plaza a la espera de la apertura de la iglesia.

En los alrededores eran mayoritarios los comentarios referidos al mal tiempo y su incidencia en esta Semana Santa. Ya el cielo había pasado del azul al negro. No llovía.

En el recuerdo de muchos, la procesión del 31 de marzo de 2010, la última en la que, después de 67 años, el crucificado de la basílica de San Pedro presidió la estación de penitencia sobre su antiguo paso, el primero de madera dorada que hubo en la ciudad. Entre los asistentes, como cofrade ejemplar, estaba Pilar Melguizo (hermana de Francisco Melguizo, fundador de la cofradía), que fue testigo del desfile de 1943, cuando se estrenó el paso. El año pasado, la hermandad realizó su recorrido bajo un cielo amenazante pero que no llegó a romper en lluvia, mostrando una estampa que se asemeja a la de décadas atrás, ya que ha sabido preservar su esencia y una elegancia que la hace especial.

El Cristo de la Misericordia ha sido restaurado por Rafael Díaz Peno y Rivera Valle, y Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo, por Rafael Díaz Fernández, Manuel Camacho Melero, Ignacio Torronteras y, en 2008, Enrique Ortega.

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