Semana Santa

Perfecto ecuador de la Pasión

  • El Perdón, el Calvario, la Paz, la Misericordia, la Pasión y la Piedad procesionan bajo un sol de justicia

Miércoles Santo perfecto, el de ayer. Miles de cordobeses aprovecharon un ambiente primaveral para contemplar en distintos puntos a las seis hermandades que cumplieron sus estaciones de penitencia.

Calvario

Aún con la espina clavada por la presencia de lluvia en la mañana del Domingo de Ramos, San Lorenzo volvió a abrir sus puertas tras el dintel que cubre el empedrado de su pequeña plaza. Regresó de nuevo el sol a colarse por el rosetón de la iglesia fernandina iluminando al Señor del Calvario y a Nuestra Señora del Mayor Dolor aún sin haber atravesado el arco que acoge el arranque de su estación de penitencia. Mucha gente se congregó ante la fachada de la gran iglesia cofrade para ver la salida de las tallas, las cuales se arrastran para que no rocen con la arcada que forma la vetusta piedra. Volvieron a sonar los potentes sones de la banda de Nuestra Señora de la Salud en el paso del Nazareno para que realizara la primera revirá, a paso muy lento, y arrancando así los aplausos de los allí presentes. Tiñó el Calvario su barrio de morado después de que la Borriquita no pudiera hacerlo de blanco y Ánimas lo pusiera casi de luto. Caminó con paso firme y con muchas esclavinas y casi 200 nazarenos hacia carrera oficial, y tras Él lo hizo su Madre, Nuestra Señora del Mayor Dolor, con ese palio tan característico por la rectitud de sus líneas. Se paseó junto a sus vecinos y llegó a la Magdalena para, por Alfonso XII, ser la segunda cofradía del día en pisar carrera oficial. Por San Fernando y por Capitulares regresó de bajada a su barrio y a su casa, San Lorenzo, que cerró así su Semana Santa con la vista puesta en la del año que viene. Una Semana Santa que siempre abre sus puertas al mismo tiempo que lo hace esta tradicional iglesia.

Paz

De paz, esperanza, humildad y paciencia llenó Capuchinos toda la ciudad. Volvió a brillar una vez más la hermandad con más nazarenos de toda la Semana Santa cordobesa y el sol sirvió de complemento a un cortejo de cubrerostros blancos y toques verdes aterciopelados, a un Misterio imponente también con un blanco caballo y, cómo no, a una Dolorosa de blanca tez, blanco manto y blanco palio. Capuchinos se llenaba mucho antes de que la cruz de guía de la Paz hiciera acto de presencia porque esta es una de las cofradías de las que hay que disfrutar de principio a fin. Cuando la cruz de guía ya avanzaba, y mucho, hacia carrera oficial, salía a la histórica plaza Nuestro Señor de Humildad y Paciencia, admirado por sus pies, los de sus costaleros, que volvieron a regalar un Miércoles Santo de los que nunca se olvidan. Tras el mar de nazarenos, apareció Ella. La Virgen de la Paz, la Paloma Blanca de Capuchinos, la Dolorosa que brilla cuando el sol ya no está. Calló la plaza cuando los varales atravesaban el estrecho espacio del portón y en aplausos explotó cuando el plateado palio saludó al cielo de Córdoba. Fue a carrera oficial y se lució en Colón, el preludio de su llegada a casa.

Pasión

Cuando estás rodeado de patios, nada puede salir mal. Cuando tu barrio es el Alcázar Viejo, todo marcha al ritmo adecuado. Así ocurre cada Miércoles Santo con la Pasión, la hermandad de la parroquia de Nuestra Señora de la Paz -San Basilio-, que desde hace dos años tiene muy cerca la carrera oficial. La blanca iglesia fue la última del día en abrir sus puertas, a las 20:45, para que Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor saludaran un año más a su barrio. El morado de sus capirotes, de las túnicas y las flores contrastaron con el blanco que encala las casas de San Basilio para que avanzaran los titulares, el primero con el acompañamiento musical de la agrupación Santo Tomás de Villanueva de Ciudad Real y el palio con la banda municipal de música de Coria del Río (Sevilla). Apenas se desplazaron estos costaleros cuando la cruz de guía se topó con la carrera oficial, la cual pisó en penúltimo lugar, porque aún la Piedad de Las Palmeras no había llegado a las inmediaciones. El Calvario dedicó y recibió así rezos y oraciones en el interior de la Mezquita-Catedral para el Señor del Alcázar Viejo que de nuevo volvió a su templo para esperar que la primavera termine de florecer, que con el sol de ayer lo hará y rápido, y los patios sean la mejor compañía hasta la próxima Semana Santa.

La Piedad

Cuenta la historia de La Piedad de Las Palmeras que las aspiraciones primitivas de esta hermandad -cuando se redactaron sus primeros estatutos, en 1972- "quedaban lejos, muy lejos, de la carrera oficial", a la que llegó por primera vez el Miércoles Santo de 2012 para llevar al resto de la ciudad el testimonio de fe que la ha mantenido erguida en su barrio durante sus ya más de cuatro décadas de existencia, un barrio que ayer rompió una vez más en aplausos cuando la comitiva burdeos partió desde su parroquia de San Antonio María Claret para realizar otra estación de penitencia en la que, como en la de 2012, volvió a hacer historia [una historia maratoniana, con casi 11 horas en la calle]. Los vecinos de Las Palmeras volvieron a entregarse a La Piedad, a demostrar esa fidelidad hacia una imagen que dirigida como capataz por Luis Manuel Maya caminó acompañada por los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Sayones de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Pozoblanco hasta la carrera oficial. Y que de regreso a su templo el acompañamiento correspondió a la Agrupación Musical Sagrada Cena. "La pasión, la muerte y la resurrección la vivimos día a día en el barrio y cada día luchamos para sacar del olvido a Las Palmeras; reivindicamos formación y educación para que Las Palmeras crezca", dijo Luis Manuel Maya.

El perdón

La salida de El Perdón de la iglesia de San Roque es especial, muy distinta a las del resto de las hermandades de la Semana Santa cordobesa, y muy emotiva, merece la pena vivirla, contemplarla aunque, como suele ocurrir cada año -y ayer no iba a ser una excepción-, no quepa ni un alfiler a las puertas del templo. Es emotivo cómo reciben -sentados a ambas puertas del templo- los internos de la Residencia de Mayores San Juan de la Cruz a Nuestro Padre Jesús del Perdón y a María Santísima del Rocío y Lágrimas. Es emotivo cómo esa torre de babel en la que se suele convertir esa salida -pues al encontrarse el templo en la Judería turistas de distintas nacionalidades no quieren perderse algo que no han visto en su vida - se torna en silencio cuando los costaleros tienen que realizar verdaderas maniobras de ingeniería para poder sacar los pasos a la calle. Son emotivas las primeras levantás; en este caso la dedicada por el capataz, Luis Miguel Carrión, en el caso de Nuestro Padre Jesús del Perdón, a "mi compadre Pepe, al que quiero una jartá y al que esta cofradía echa de menos una jartá", y en el caso de María Santísima del Rocío y Lágrimas, " por estos abuelos que tenemos aquí, por que la Virgen los proteja siempre". Es emotivo como son muchos, desde los más jóvenes a los más mayores, los que acercan sus manos para tocar los dos pasos cuando pasan rozando a los cientos de personas que en pocos metros cuadrados se han dado cita. Esa salida tan sólo es el inicio de una estación de penitencia que es toda ella emotiva.

La Misericordia

Se ha convertido ya en una costumbre que la estación de penitencia de La Misericordia quede inmortalizada cada año a base de capturas fotográficas de móviles justo desde que su cruz de guía aparece tras abrirse la puerta de la iglesia de San Pedro. Y aún sorprende a muchos cómo el Cristo de la Misericordia, esa obra anónima del siglo XVI que restaurara Rafael Díaz Peno en 1930, va ascendiendo lentamente clavado en su cruz tras atravesar una puerta del templo por la que el madero tiene que salir hundido en su gólgota. Como también sorprende cada año la imagen dolorosa de Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo y, además, este año ha sorprendido gratamente que la cuadrilla de costaleros del Cristo de la Misericordia -dirigida por José Manuel Maqueda- llevará en forma de homenaje en una de sus trabajaderas un pececito en recuerdo de Gabriel Cruz, el niño almeriense que fue asesinado hace tan sólo unas semanas.

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