La Borriquita

Largo reencuentro con San Lorenzo

  • El inesperado desvío de la procesión por un incidente provoca un retraso de dos horas

Cuando la cruz de guía cruzó el dintel de la puerta de la parroquia de San Lorenzo, a las 10:30 exactas, nada hacía presagiar que esta estación de penitencia podría llegar a convertirse en una auténtica prueba de resistencia. Sobre el papel, el popular cortejo de la Borriquita apenas si dura cinco horas, tiempo más que suficiente para que niños -y los padres que suelen acompañarlos- sacien sus ganas de procesión. Sin embargo, el devenir es el que manda en estas ocasiones y muy poco se puede hacer cuando en uno de los tramos del itinerario -la calle San Pablo- se desprenden varias tejas de una vivienda derrumbada y la Policía Local se ve obligada a cortar el viario.

De las cinco horas previstas se pasaron a las cerca de siete que pasaron desde su triunfal salida de la renovada iglesia de San Lorenzo a la entrada en el mismo templo. La mañana del Domingo de Ramos se dilató hasta poco más de las 17:00 y eso hizo que, todavía con la Borriquita en la calle, salieran las hermandades del Amor, las Penas y hasta el Rescatado, cuya cruz de guía partió de la parroquia de los Trinitarios mientras la cuadrilla de la Virgen de la Palma todavía no había entrado a su titular en el templo.

Este retraso, o la "prolongación" del paseo del Señor de los Reyes -como así lo vivió una gran mayoría de los hermanos-, fue claramente manifiesto en cada gesto de cualquiera de los integrantes de este cortejo, desde los niños vestidos con túnica hebrea que llegaron hasta el final del recorrido a los costaleros, los músicos y los penitentes con cubrerrostro, éstos últimos apoyados sobre sus cirios y varas entre los signos más evidentes de cansancio.

Fue un cortejo diferente al de años anteriores. Hacía tres años que la Borriquita no celebraba su estación de penitencia desde la parroquia de San Lorenzo como consecuencia de la profunda reforma a la que ha sido sometido el templo en todo este tiempo. Algunos centenares de cofrades no quieren perderse el reencuentro de esta hermandad con la iglesia fernandina y ocupan todos los rincones próximos a la plaza.

Fue una mañana muy digna de Domingo de Ramos. Lucía el sol y, aunque no hizo frío, soplaba aire fresco. Apenas si había nubes, por lo que los rayos solares iluminaban con fuerza el paso de misterio, en primer lugar, y después, el de palio de la Virgen de la Palma. La soleada mañana produjo además un espectacular juego de luces en el interior de la iglesia de San Lorenzo.

Sonaba la Marcha Real en la salida del paso de misterio de la Borriquita y los fieles rompían a aplaudir en la primera levantá de sus costaleros. Este paso, obra todavía inacabada del cordobés José Carlos Rubio, lució otra de las novedades previstas en este cortejo. Junto al Señor de los Reyes y las tallas de San Juan y las dos mujeres hebreas figuraba una nueva efigie, la del apóstol Santiago. Con una palma de gran altura en la mano derecha, unas vieiras colgadas sobre el pecho y la mano izquierda situada a altura del asno, el discípulo parecía invitar a la Córdoba cofrade asistente a este punto a vitorear a su Maestro, como así llamaban a Jesucristo.

Hasta en el apartado musical fue diferente el cortejo de la mañana del Domingo de Ramos. Tras el Señor de los Reyes, la Banda de la Salud interpretó dos de sus nuevas marchas -Protégenos, Señora, de José Luis Jurado; e In nomine patris, de Rubén Melgarejo-. Tras la Palma, la Banda de Música de la Estrella, una corporación que se estrenó ayer acompañado a una Virgen.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios