La Hermandad del Señor Resucitado de Luque ha dado un paso histórico con la presentación de la primera fase del dorado del paso, llevado a cabo José Antonio Cabello y su mujer, familia muy unida a la cofradía y a la que también pertenece la autoría de la imagen. 

Por otra parte, se ha presentado la primera fase del paso de misterio, con la incorporación de dos soldados romanos con el fin de representar de una forma más fidedigna la escena expuesta en el evangelio de San Mateo: “De pronto se produjo un gran terremoto, pues el Ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vesYdo blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos”.

Se trata de dos imágenes, obra del imaginero cordobés Manuel Luque Bonillo, autor de tallas tan importantes como el Cristo de la Humildad y Misericordia de Bailén, las imágenes secundarias del misterio del Perdón de Córdoba o el misterio de Jesús de la Salud de la capital. Ambas imágenes están realizadas para vesir en tamaño natural, gubiadas en madera de cedro y policromadas al óleo.

Representan a dos soldados romanos atemorizados que también habrían estado presentes en la crucifixión de Jesús, y a los que posteriormente se la habría encomendado la misión de custodiar su sepulcro. Con su ejemplo, muestran "valores fundamentales en la vida de todo cristiano", ha subrayado la hermandad.

Paso dorado del Resucitado de Luque.

La compasión se descubre en el soldado que se observa en el primer plano, a los pies del Resucitado. Se trata de Estefatón, nombre dado en las tradiciones cristianomedievales al soldado romano que le ofreció a Jesús una esponja empapada en vino y vinagre. Jesús declara "tengo sed" y recibe la esponja empapada en vinagre. El significado del acto ha sido interpretado por la mayoría de historiadores como un acto de misericordia por parte de este soldado.

El arrepentimiento y la conversión se observan en el romano que se muestra tras el Señor. Longinos, centurión que según la tradición, por órdenes de Pilatos, estuvo al pie de la cruz, siendo el que traspasó su costado con una lanza.

En las Sagradas Escrituras se afirma que, al dar la lanzada, una gota del Salvador cayó sobre sus ojos y lo dejó sano al instante, llevándolo a pronunciar la célebre frase: "Verdaderamente, Este era Hijo de Dios". Abandonó la carrera de soldado, siguiendo una vida monásJca y difundiendo el evangelio, lo que lo llevaría a convertirse en un santo mártir de la Iglesia tras ser apresado y ajusticiado.