Expectación rota en San Andrés

La esperanza

Varios nazarenos en el interior de San Andrés.
L. Chaparro

21 de marzo 2016 - 01:00

EL Amor aún sigue en la calle, pero con riesgo elevado de regresar sobre sus pasos -lo hizo instantes después-. El Rescatado ha decidido no salir de la plaza del Alpargate. Ese es el panorama con el que poco antes de las 16:30 se encuentra la hermandad de la Esperanza la tarde del Domingo de Ramos. Jornada de paraguas y esperas interminables. Así, hasta que llega la peor de las noticias que se espera en San Andrés, y es que muchas veces, por no decir casi siempre, las malas noticias son las primeras en llegar. La Esperanza no sale, la hermandad gitana renuncia a su cortejo procesional. Un Domingo de Ramos donde muchos cofrades bebieron el cáliz amargo de unos pasos que no se movieron de su templo y con el que Córdoba tampoco pudo reencontrarse con la procesión de la hermandad de la Esperanza, cuyo primer paso representa a Jesús en el momento de coger la Cruz para iniciar el camino del Calvario y el segundo a María Santísima de la Esperanza.

Mientras cientos de personas esperan impacientes y bajo paraguas coloridos, con los que intentan frenar la lluvia en una especie de misión imposible, en el interior del templo la estampa es doliente y rezuma tristeza. "No lo entiendo, han decidido muy pronto", asegura entre un llanto sin consuelo una joven mantilla en San Andrés. Cofradía con gran esplendor, gran parte de sus jóvenes integrantes se debatían entre la más absoluta tristeza y un mar de lágrimas por no ofrecer a la ciudad a sus titulares.

Pero ser cofrade no es sólo hacer estación de penitencia, que también, y tras no arriesgar, la hermandad organizó un vía crucis en el interior del templo, que se siguió con un gran y absoluto respeto. Antes de ello, la tarde dejó otra estampa en San Andrés, como la de la tristeza de los más pequeños que, acompañados por sus padres ofrecían imágenes distintas. Unos enfadados, se preguntaban a qué se debía el revuelo en el interior del templo, otros buscaban a sus padres, mientras que responsables de la hermandad intentaban que salieran fuera a medida que llegaban sus progenitores. Eso sí, al margen de cada respuesta, todos se dolieron por no salir, sobre todo los adolescentes, que veían frustrado su particular Domingo de Ramos. Y una tarde en la que a modo de sorpresa se encontraron con la visita de la alcaldesa, Isabel Ambrosio, y el segundo teniente de alcalde, David Luque.

Los costaleros de San Andrés también ofrecieron otra de las imágenes más conmovedoras en el interior de la parroquia fernandina, en la que se guardó un riguroso silencio durante el vía crucis hasta que concluyó y abrió sus puertas para intentar devolver a Córdoba lo que la lluvia robó. Aún así, la devoción se mantuvo y fueron varias decenas de hermanos los que no quisieron perder la oportunidad de estar junto a sus titulares hasta bien entrada la noche en turnos de vela. Todo por el Señor de San Andrés, todo por la Esperanza, todo por la hermandad gitana de Córdoba.

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