Esplendor y juventud cofrade

Martes Santo

Las hermandades El Buen Suceso, la Santa Faz, La Agonía, el Prendimiento, la Universitaria y la Sangre coronan una jornada repleta de luz y de juventud

Salida de la Virgen de la Salud.
Noelia Santos

28 de marzo 2018 - 02:32

Luz, color y esplendor del Martes Santo, en el que sus seis cofradías pusieron sus cortejos en la calle. Una jornada de estreno para hermandades como la de la Agonía, que por primera vez sacó en procesión a la Virgen de la Salud, y en la que se puso de manifiesto el tirón que las hermandades tienen entre los más jóvenes, lo que prueba el relevo generacional. Un Martes Santo en el que la primavera por fin se hizo presente y el sol acompañó a todas las hermandades hasta que se ocultó al llegar la madrugada. Así fue la jornada de ayer:

Universitaria

En la plaza de San Rafael no se suceden las imágenes de otras hermandades del Martes Santo. En las inmediaciones de la iglesia del Juramento no hay costaleros fajándose minutos antes de que comience su estación de penitencia. En esta castiza plaza se concentra la bulla a la espera de que esta joven hermandad Universitaria deslumbre a su paso por su sobriedad y elegancia, a la vez que la sutil diferencia con el resto de cofradías y sus cortejos procesionales. No hay música, ni falta que hace. Sus nazarenos no llevan capirote, ya que el hábito que llevan también es austero y consiste en una túnica de sayal negro inspirada en el hábito de San Pedro de Alcántara. Son dos toques de campana cada pocos segundos los que marcan el ritmo y el paso de esta cofradía, que poco a poco va encontrando su hueco entre los fieles y que cuenta con el apoyo de la propia Universidad de Córdoba. No en vano y, como cada año, detrás de sus titulares siempre va a algún representante académico y, en esta ocasión, fue el vicerrector de Personal, Isaac Túnez, el que lo hizo. Y es el Santo Cristo de la Universidad, obra de Juan Miñarro, el que se lleva gran parte de las miradas, ya que reproduce con total exactitud las heridas reflejadas en la Sábana Santa de Turín. Una salida que se hace sin estridencias, sin ruido, con suma elegancia y que preludia a la talla de Nuestra Señora de la Presentación, que también emociona con su elegancia y austeridad a su paso por la carrera oficial y que alumbra en la noche a su regreso hasta la iglesia del Juramento.

El buen suceso

La distancia entre la iglesia del Juramento de San Rafael y la parroquia de San Andrés no es muy lejana, y aunque la hora de salida de la hermandad del Buen Suceso coincidió con la de la Universitaria, sí que hubo tiempo para disfrutar del oro y rojo de una nueva tarde cofrade en el Realejo. En el paso de misterio, el Cirineo aguanta la Cruz de Jesús, que se encuentra con su Madre y que le mira de frente. La bulla estalla en aplausos nada más asomar por la puerta de San Andrés y parece olvidar el intenso sol de la tarde que soporta de manera estoica y en la que, por fin, la primavera se hace presente para acompañar al bello paso del Buen Suceso, que gira a la izquierda para dirigirse hasta la carrera oficial.

Los nazarenos de túnica y cubrerostro rojos siguen saliendo del interior del templo, hasta que de pronto una de las integrantes de la Banda de Música de Nuestra Señora de la Estrella rompe esa peculiar monotonía de penitentes y afirma: "Qué sale ya, qué sale ya, preparaos". Un aviso con el que anuncia la salida del paso de palio de María Santísima de la Caridad, con su rostro cabizbajo y que inicia su camino hacia la carrera oficial acompañada con los sones de la Marcha Real y que desaparece por San Andrés a plena luz de la tarde para regresar de noche y rozando la madrugada a su barrio, que de nuevo se vuelva con los titulares del Buen Suceso.

El Prendimiento

El color azul inunda el barrio del colegio de los Salesianos cada Martes Santo en Córdoba. Una hermandad, la del Prendimiento, en la que el relevo generacional está más que garantizado año tras años y una jornada en la que los jóvenes toman, literalmente, la calle. Por ejemplo, sólo intentar llegar desde San Lorenzo hasta la entrada de la iglesia de María Auxiliadora resulta, literalmente, casi imposible incluso tres cuartos de hora antes de que comience la procesión. Centenares de personas toman asiento en los lugares menos apetecibles, desde los bordillos de la acera hasta las rejas de la iglesia, que se convierten en un improvisado y peligroso lugar de peregrinaje para los más jóvenes en un intento de encontrar el mejor hueco para ver a los titulares del Prendimiento y, cómo no, también para dejar constancia fotográfica de su proeza cofrade en la tarde del Martes Santo, en la que la juventud es una de las grandes protagonistas.

La Cruz de Guía se encarga de anunciar el inicio del cortejo que inaugura el paso de misterio del Señor en el Huerto de los Olivos. Aquí no hay silencio alguno, como apenas una hora antes en la Universitaria. La bulla se crece con el primero de sus titulares en una tarde espléndida en el que el azul salesiano inunda todos los rincones del barrio y que continua hasta que los costaleros ponen en la calle a Nuestra Señora de la Piedad y San Juan Bosco camino de la carrera oficial. Una salida en la que el fervor y la admiración se materializan en piropos, aplausos y la gran petalada de flores hacia la titular mariana de la hermandad del Prendimiento.

Agonía

Historia. Eso hizo la hermandad de la Agonía en la tarde de ayer al poner en la calle dos pasos. Volvió a recorrer el Cristo de la Agonía las calles anexas a la Catedral y por supuesto, su barrio, el Naranjo, pero también lo hizo la Virgen de la Salud, que por primera vez y gracias a un tiempo espléndido pudo procesionar por carrera oficial tras su Hijo. El largo recorrido que esta cofradía tiene cada año propició, un año más, su salida desde el mayor templo de la Diócesis. Devotos y ajenos se agolpaban más de una hora antes ante la Puerta del Perdón, cerrada a las 16:15, todo por un pequeño error que situaba la salida media hora antes. Pero como las ganas podían con la espera, nada más abrirse las imponentes puertas del templo el público arrancó en aplausos. Medio barrio del Naranjo se mudó hasta el Patio de la Mezquita para ver el precioso palio rojo de la Señora de la Salud. Primero salió su Hijo, el Crucificado de la Agonía, que volvió a lucir una legión de pequeñas esclavinas con los colores morados y blancos. Tras el Señor del Naranjo, la banda de cornetas y tambores Nuestra Señora de la Salud, sin duda una de las formaciones musicales más potentes de la capital. Después, la historia. Los varales del rojo y aterciopelado palio dejaban apenas ver la imagen de la Señora del Naranjo. En cuanto los rayos del sol iluminaron los pequeños capullos de rosa, la Banda de Música de Cabra entonó el Himno de Andalucía. Algo raro, porque lo que se suele escuchar es la Marcha Real. Esto hizo que la primera salida en Semana Santa de la Virgen de la Salud se tornara aún más especial. Tan especial que las lágrimas corrieron por muchos de los allí presentes, por sus penitentes y por sus hermanos costaleros. Así caminó, con manto azul, la nueva Dolorosa, dejando un día para el recuerdo y abriendo además la carrera oficial para después, a paso firme y con potentes marchas, volver a apasionar a los vecinos del lejano Naranjo y dejando en el recuerdo el saber que el barrio hizo historia.

Santa Faz

La plaza de la Trinidad volvió a congregar a cientos de personas, muchos de ellos adolescentes y chavales de menos de 20 años, para ver la hermandad de la Santa Faz. La relación de esta cofradía con el colegio de la Trinidad propicia a su paso un ambiente juvenil y hace que en su procesión no falten las esclavinas, ni en el Nazareno ni en la Dolorosa. Era un día grande para la agrupación que comparte iglesia con el Cristo de la Salud y es que María Santísima de la Trinidad estrenó palio, un palio que lució bajo los rayos del sol de un color azul verdoso que hacía lucir aún más la preciosa estampa de esta Dolorosa. La salida duró más de lo normal, en torno a una hora y cuarto. Esto lo propició la difícil salida que tienen los costaleros con los dos pasos de la cofradía, que tienen que acceder a la plaza a través de la estrecha puerta de la iglesia. La primera levantá del Nazareno de la Trinidad la hicieron a pulso, lo que dejó al respetable casi mudo y la Dolorosa salió muy despacio a saludar a sus devotos. Así, el largo mar de nazarenos que acompañaba a los titulares de la Santa Faz caminaron hacia carrera oficial por la zona de Cruz Roja y luego volvieron por la plaza de San Juan, con una entrada, de nuevo, espectacular, por la estrechez de las puertas que volverán a abrirse el próximo Martes Santo.

La Sangre

La primera de Capuchinos cumplió su estación de penitencia. Hoy le tocará a la Paz y pasado mañana, si el tiempo lo permite, a los Dolores. Pero ayer fue el día de que la Sangre tomara la emblemática plaza para el gusto de los allí presentes, porque la salida del Císter, como se conoce a esta cofradía, es espectacular. Casi a rastras tuvieron que sacar los costaleros los pasos por el estrecho ángulo del cocherón adecuado para estas salidas junto al convento del Santo Ángel. El paso de Misterio, presidido por Nuestro Padre Jesús de la Sangre, caminó al son que le marcaban los compases de la banda de cornetas y tambores San Juan Evangelista de Triana (Sevilla) para realizar una estación de penitencia cargada de simbolismo por su barrio y el entorno de la Mezquita-Catedral. Los pasos se los seguía Nuestra Señora Reina de los Ángeles, imagen muy querida en el barrio y en toda la ciudad cuyo manto luce pequeños querubines haciendo de éste uno de los más admirables de las cofradías cordobesas. Fue la banda cordobesa de la Esperanza la que cerró este cortejo, uno de los que ayer tenían el recorrido más corto, unas cinco horas y media. Volvió el Císter a su templo, donde descansará hasta el año que viene y donde ya esperan los pasos de la Paz que tomarán su testigo y desde donde Capuchinos rezará para que el Viernes Santo el cielo abra dejando ver la riqueza artística y patrimonial de las agrupaciones del cofrade espacio cordobés.

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