Desde muy temprano, las campanas de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Castro del Río repican para anunciar la resurrección de Jesús. Es el día grande de Nuestro Señor Resucitado y Nuestra Señora de la Alegría, que realizan su salida procesional por las calles de la localidad durante la mañana.

Ambos pasos procesionan portados a hombros: el de Jesús por hombres, mientras que las mujeres llevan a la Virgen, todos ataviados con el característico verduguillo blanco de la Semana Santa castreña.

Los penitentes están presentes a lo largo de todo el recorrido, vestidos con túnicas y capirotes blancos y cíngulo rojo, mientras que en sus manos portan cirios para alumbrar el camino de esperanza. También los acompañan mujeres vestidas de mantilla.

En los últimos años, esta joven hermandad ha ido adquiriendo un puesto relevante en la Semana Mayor de Castro del Río gracias, en parte, al número de nazarenos, muchos de ellos de corta edad.

Durante la salida procesional destaca un momento muy especial que se repite en varias ocasiones a lo largo de la carrera oficial: los encuentros entre María y el Señor Resucitado.

El primero de ellos tiene lugar en la plaza de Jesús Nazareno, luego en la plaza de San Fernando y, más tarde, en la entrada a su templo, la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. Es entonces cuando Nuestro Señor Resucitado se gira para encontrarse con su madre y bailan al son de la música. Este es el último desfile procesional que se realiza en la localidad, dando así por finalizada la Semana Mayor de Castro del Río.