Las seis de la tarde ha marcado en Lucena el reloj del reinicio de las estaciones de penitencia en el exterior de los templos. Santería, tradición de fe y devoción y hermandades recorriendo su madurez. Nuestro Padre Jesús en su Entrada en Jerusalén reanudaba, desde la iglesia de San Mateo Apóstol, la Semana Santa pública. La santería más genuina, vibrante y pura. Un trono medido, 24 santeros, el sonido del Torralbo y unas túnicas blancas e impolutas.

En el segundo tramo de la tarde, 120 hermanos del Huerto entonaron la Salve a la Virgen de la Estrella en su Llanete homónimo, mientras brotaba la marcha procesional Encarnación Coronada. Detrás del Cristo del Huerto, la titular mariana de la cofradía radicada en Santo Domingo compartía su dolor sobre un paso integralmente restaurado.

La Cofradía del Huerto, en este domingo de ramas de olivo y palmas, lució por vez primera el guion y el mástil del escudo de armas de Felipe VI, en su primera estación de penitencia con la denominación de Real Cofradía. Y, en las velas de la Virgen de la Estrella, amor al prójimo en su máxima y auténtica expresión, con la campaña benéfica Enciende tu lado más solidario, para obtener donaciones entregadas a la asociación Cris contra el Cáncer.

La tercera corporación pasionista del Domingo de Ramos en Lucena celebra su trigésimo aniversario fundacional y los cinco lustros de la bendición de la Virgen del Consuelo y San Juan Evangelista.

Jesús de la Bondad cargaba su cruz barroca original, restaurada por un hermano de esta cofradía entroncada en el templo de las Madres Filpenses. La Virgen del Consuelo portaba un crespón negro, como tributo de luto a las víctimas del covid-19 y el cortejo penitencial, íntegramente, accedió al templo de San Mateo Apóstol, iglesia parroquial que acogió una ofrenda de dos rosas depositadas por un niño servidor, antes de la oración ante el Santísimo.