El Cerro y su gran fervor por su cofradía
La corporación de Jesús Divino Obrero tuvo el apoyo de un barrio que no quiso perderse la salida de los tres pasos
Con una salida más tardía a la de años precedentes, cuando la cruz de guía salía a las 15:00, la hermandad del Amor se reencontró con el Cerro, un barrio que se volcó de nuevo con la corporación de Jesús Divino Obrero tras dejar el mal recuerdo del año pasado cuando los tres pasos tuvieron que darse la media vuelta antes de cruzar el Puente Romano por culpa de la caprichosa lluvia. Pero ayer no hubo ningún atisbo de agua. Bajo un sol radiante y una puntualidad exquisita, la cruz de guía hizo su presencia en la plaza del Cristo del Amor. Con una gran expectación, los devotos se agolparon en las calles del barrio. De hecho, hicieron de Beato Henares su particular carrera oficial. Las sillas, que se multiplicaron a un lado y a otro de las calles del Campo de la Verdad, servían para aliviar a los presentes que esperaban la presencia de sus titulares. El primero fue Nuestro Padre Jesús del Silencio. La talla de Ortega Bru, que cumplió el pasado año los 25 años de su llegada a Córdoba desde Cádiz, avanzaba con paso firme hacia el Puente Romano con los sones de la Agrupación Musical de Valme de Sevilla. Pocos metros más atrás estaba el Cristo del Amor. Silencio y lágrimas ante la sobriedad del segundo paso de la hermandad de Jesús Divino Obrero. Sin embargo, el gesto se tornó tras ver a la Virgen de la Encarnación y su caminar alegre gracias al gran esfuerzo que realizan año tras año sus costaleras.
Tras cruzar el Puente Romano -fue la primera hermandad que lo hizo-, la corporación del Amor se adentró en la nueva carrera oficial. Tras completar su paso por la Catedral llegó el turno de regresar a casa, a un barrio que volvió a estar al lado de su hermandad. Con la luna brillando en el cielo, las lágrimas se multiplicaron en el Cerro en la despedida del Silencio, el Amor y la Encarnación.
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