Un Calvario en forma de lluvia
Los dos pasos desafían inicialmente al mal tiempo, pero acaban regresando a la iglesia de San Andrés desde las Tendillas
HUBO larga inquietud, discreto y nunca completo alivio, retraso de media hora, hubo que ponerle el chubasquero al Señor y un amago de retirada y hasta un hospedaje provisional en el instituto Luis de Góngora. Y, finalmente, el definitivo retorno al templo cuando no se había cumplido ni la mitad del recorrido, entre los aplausos y la gratitud de la gente. La Ilustre y Venerable Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de la Esperanza, fundada en 1939, estaba preparada para lo peor. Y lo peor llegó, empezó a llegar, cuando los dos pasos ya estaban en la calle, si bien el segundo, el de la Virgen, aún frente a la puerta de su casa, la iglesia de San Andrés. Por un momento pareció que la Dolorosa y su Hijo se separaban, la primera hacia el refugio del templo, el segundo subiendo por San Pablo. Nerviosismo, dudas, responsabilidad, cansancio de horas tensas y pesimistas, recuerdo de otros años (aquel 2007...) de lluvia y frustración. Y hubo avance de los dos pasos de Martínez Cerrillo bajo una lluvia inconstante y traicionera, que al menos respetó la entrada de la Virgen en la carrera oficial.
En torno a las 20:15 la expectación era grande en los aledaños del Ayuntamiento. Jesús con la Cruz se asomaba a Capitulares camino del Calvario bajo una luna que parecía disolverse lentamente en un cielo ulcerado y poco amistoso. Olía a pipas y a noche limpia, fría y rara. Largo aplauso de un público agolpado entre San Pablo, Capitulares, Alfaros y Alfonso XIII que comentaba detalles de otras procesiones de la jornada y enfrentaba pronósticos meteorológicos. Jesús cruzó la calle con la sanedrita, los romanos y los esclavos. Lo acompaña la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Pasión de Linares, mientras que la Virgen avanza junto a la Banda de Música María Santísima de la Esperanza. Es una procesión que se caracteriza por su vocación popular, por el gusto con que se entrega al público.
La peana plateada del paso de María Santísima de la Esperanza, obra del orfebre Jesús Domínguez Machuca, fue el principal estreno de esta hermandad, que empezó hace un mes a preparar la estación de penitencia y cuyo itinerario abarca calles como San Álvaro y Torres Cabrera, las plazas de las Doblas y Santa Marina y la Cuesta del Bailío, que es donde más luce, donde gusta verla. Pero ayer no pudo ser: la Virgen llegó hasta las Tendillas mientras su Hijo aguardaba en el Góngora. Gran ovación al Cristo que volvía a San Andrés. La lluvia ejerció otra vez de enemiga de esta hermandad en la que la esperanza es lo último que se pierde.
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